Caupolicán
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Caupolicán (<mapudungun: Kallfülikan, «pedernal azul»), (Pilmaiquén, - Cañete, 1558) fue un caudillo mapuche de la Guerra de Arauco.
Luchó desde su juventud contra los conquistadores españoles por la libertad de su territorio. Fue elegido toqui (jefe militar) de los mapuches, siendo sucesor de Lautaro.
Los mapuches fueron un pueblo que resistió estoica y bravamente la conquista española del sur de Chile. Junto con Lautaro fue uno de los conductores de los araucanos en las guerras del siglo XVI. Cooperó con Lautaro en la toma del fuerte Tucapel y en la batalla de Tucapel, donde es derrotado el ejército conquistador y muere Pedro de Valdivia. Su nombre es símbolo de la resistencia indígena, su vida y hechos son recogidos por Alonso de Ercilla - uno de los capitanes de García de Hurtado y Mendoza - en su obra épica "La Araucana" y Rubén Darío en "Caupolicán".
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[editar] Combate de Lagunillas
Después de la muerte de Lautaro, los araucanos quedaron sin un líder digno que los guíara, eso se vio claramente en el Combate del Fuerte de San Luis que no pudo ser tomado y el de Lagunillas, el 5 de septiembre de 1557, en la que una crecida fuerza de 12.000 mapuches al mando de varios caciques. Entre ellos el cacique Lincoyán y Galvarino, atacaron a una poderosa fuerza realista al mando de Don Garcia Hurtado de Mendoza. Al pasar el río Bío-Bío proveniente de Concepción, Garcia traía una fuerza de 600 soldados bien armados y unos 1.500 yanaconas que fueron atacadas por esta fuerza mapuche en unos cienagales llamados Lagunillas.
El ataque fue desorganizado y a pesar de la gran diferencia numérica los mapuches fueron derrotados en una brutal lucha cuerpo a cuerpo dejando en el campo cientos de muertos y heridos y 150 prisioneros. Entre estos prisioneros estaba uno de los caciques: Galvarino. García de Hurtado y Mendoza, haciendo gala de la misma común actitud, tan común entre los conquistadores españoles, así como de don Pedro de Valdivia en la Batalla de Andalíen, ordenó mutilar la mano derecha y las narices a los prisioneros como escarmiento. Galvarino colocó no solo su mano derecha para que fuera amputada sino que en un acto de increíble estoicismo colocó la otra mano ante su verdugo y le fue amputada antes de ser soltado. Esta forma de escarmiento, lograba enfurecer y endurecer aun más a los mapuches frente a los usurpadores de su territorio.
[editar] Elección de Caupolicán como Toqui
Después de estas derrotas mapuches, se reunió un gran consejo en la Sierra de Pilmaiquen, este consejo tenía por objetivo unificar en un solo mando a las fuerzas mapuches, con la elección de un Toqui. Caupolicán fue elegido por su gran fortaleza física y valentía, era de rostro severo y tuerto desde la niñez. Según cuentan las tradiciones, Caupolicán tuvo que demostrar su fuerza ante los caciques entre los que se encontraba Tucapel y Rengo, presididos por Colo Colo, sosteniendo un grueso tronco de árból sobre sus hombros por dos días y dos noches sin desmayar antes de ser elegido Toqui, Caupolicán fue el vencedor entre otros candidatos tales como Paicabí, Lincoyán y Elicura. Alonso de Ercilla lo inmortalizaría en La Araucana:
-"Con un desdén y muestra confiada asiendo el tronco duro y nudoso, como si fuera vara delicada se lo pone en el hombro poderoso: la gente enmudecía maravillada de ver el fuerte cuerpo tan nervoso. El calor de la Lincoya se le muda poniendo en su victoria mucha duda...El bárbaro sagaz despacio andaba, y a toda prisa entraba el claro día; El sol las largas sombras acortaba, más el nunca decrece en su porfía: Al ocaso de la luz se retiraba, ni por eso flaqueza en el había; Las estrellas se muestran claramente, y no muestra cansancio aquel valiente"-''
[editar] Batalla de Millarapue
Después de la victoria de las armas españolas en Lagunillas, García se internó en territorio hostíl buscando una batalla decisiva.
Las fuerzas realistas acamparon en Millarapue, al interior de la Araucanía el 29 de noviembre. Los mapuches al mando de Caupolicán intentaron un ataque en la alborada del 30 de noviembre, por sorpresa al campamento enemigo. Coincidió que ese día se celebrará entre los españoles el día de San Andrés y el toque de una alegre diana de trompetas que los araucanos interpretaron como alarma y creyéndose descubiertos arruinó el ataque.
El número de atacantes era de 15.000 entre ellos venía Galvarino al frente que se mostraba con su dos brazos cortados asuzando las pasiones de sus camaradas. La batalla fue brutal y fiera.
La batalla de Millarapue duró desde la madrugada hasta las 14, y Caupolicán la dirigió montado en un caballo blanco. Finalmente los mapuches fueron envueltos por los flancos y la retaguardia y derrotados. Los españoles establecieron el fuerte de Cañete, no muy lejos de donde estuvo emplazado el de Tucapel.
[editar] La batalla del fuerte de Cañete.
El 20 de enero de 1558, los españoles sufrieron un ataque al fuerte-ciudad de Cañete siendo rodeado y sitiado por más de 15.000 indios que establecieron un sitio al fuerte. La idea de Caupolicán era dejar morir de hambre a los sitiados.
La situación se hizo muy crítica ya que la salida a campo abierto era una derrota segura para las armas españolas; del mismo modo, un ataque directo al fuerte, con el contingente hispano bien armado implicaba una gran cantidad de bajas araucanas.
Un yanacona pro-español llamado Andresillo (nombre muy común tal como Felipillo y otros terminado en illo dado a los yanaconas) se ofreció para atraer engañosamente al fuerte a los mapuches. El plan consistía en hacerse amigo de los atacantes haciéndoles aparecer a Andresillo como desertor de los españoles, los mapuches creyeron en este personaje y éste les contó que la hora de la siesta era la mejor hora para atacar desprevenidamente a los españoles, el les abriría las puertas para que se produjera el ataque por sorpresa.
Caupolicán hizo verificar la veracidad del argumento de Andresillo haciendo introducir un espía el interior del fuerte. Alonso de Reinoso, capitán del fuerte ya había previsto la visita del espía y dio instrucciones para que todos se hicieran los dormidos. El 5 de febrero se fijó como fecha de ataque, Andresillo abrió las puertas del fuerte y se introdujó una masa de indios en forma silenciosa, cuando ya casi estaban todos al interior del fuerte fueron recibidos por descargas de fusilería en forma alternada que dejaron una gran mortandad entre los atacantes que fugaron en desbandada, Caupolicán pudo escapar gracias a que aún no había llegado la caballería hispana a la zona de combate. Para cuando llegó la caballería aun escapaban indios por los cerros y salieron en su persecución.
[editar] Muerte de Caupolicán
Mientras aun se fugaban los indios sobrevivientes, una avanzada al mando de Pedro de Avendaño llegó a Pilmaiquén y capturó a Caupolicán en el Combate de Antihuala,(5 de febrero de 1558) quien preparaba una contraofensiva. Cuando era conducido por un piquete atado hacia el fuerte de Tucapel le salió al paso una mapuche iracunda de nombre Fresia, con un bebé en brazo, era hijo del derrotado Toqui, la india le enrostró el hecho de haberse dejado capturar vivo y le arañó el rostro dando alaridos de rabia y en un ataque de furia tomó al infante de apenas un año y lo destrozó al lanzarlo sobre un peñasco, la marcha continuó en silencio su rumbo.
Fue llevado ante el veterano Alonso de Reinoso quien lo condenó a morir en la pica, una muerte terrible por penetración de una punta de madera por vía anal. Cristóbal de Arévalo, Alguacil de campo fue el encargado de ejecutar la orden. Caupolicán fue subido amarrado a una tarima que tenía una punta de madero cortado a forma de pica en el centro, Caupolicán mostrando gran serenidad miro soberbiamente a la multitud de españoles que le contemplaba y dijo: -"Pues el hado y suerte mía me tienen esta suerte aparejada, vean que yo la pido, yo la quiero que ningún mal hay grande y es postrero"-( La Araucana).
Dicho esto alzó el pie derecho aun con las amarras puestas y dio una gran patada al verdugo que rodó de la tarima, hecho esto el mismo se sentó en la pica y sin dar ninguna muestra de dolor, murió por perforación intestinal. Galvarino quien también había sido capturado corrió ese mismo día la misma suerte.
Caupolicán, sin duda fue un bravo guerrero aunque no obtuvo ni las victorias ni poseía el genio militar de Lautaro, las hazañas de ambos fueron cantadas en el poema épico La Araucana, de Alonso de Ercilla. Rubén Darío también le dedicó un poema. Unos 40 años después, se levantó un nuevo caudillaje mapuche entre los que se destacaría Pelantarú, Lientur y el mestizo Alejo.