Fuerza Nueva
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Con el nombre de Fuerza Nueva se conoce un organización política ultraderechista española, fundada por el notario Blas Piñar López, hijo de uno de los defensores del Alcázar de Toledo y director del Instituto de Cultura Hispánica durante el régimen del general Franco. El proyecto común a todas ellas era mantener vivos los ideales del 18 de julio de 1936 y aglutinar a las fuerzas nacionales. El colectivo dirigente apareció como F/N en 1966 alrededor de Fuerza Nueva Editorial SA, comenzando a publicar la revista de idéntico nombre en 1967.
Tras un retiro espiritual, Blas Piñar organizó y constituyó en 1976 el único partido abiertamente derechista que ha contado con representación en la democracia. Como máximos dirigentes estaban el propio Piñar y otras siete personalidades, encabezadas por el general Álvaro Lacalle Leloup. Todos ellos abogaban por la continuación del franquismo, sin aclarar si su postura era la de Falange, los requetés, la tecnocracia del Opus Dei o todo ello a la vez. La única posición clara era su rechazo a la monarquía parlamentaria y su defensa de la “democracia orgánica”. F/N era pues una amalgama de católicos, tecnócratas, neoliberales, y nacionalistas donde tenía cabida cualquier opción derechista y que gustaba de autodenominarse “agrupación de las fuerzas nacionales”.
En 1977 fracasó en las elecciones con la coalición Alianza Nacional del 18 de Julio, formación integrada por F/N y FE-JONS. En 1979, repitiendo la anterior coalición rebautizándola como Unión Nacional, sus votantes hicieron a Piñar diputado. Las intervenciones parlamentarias de Blas Piñar se centraron en este periodo en el propio partido, refiriéndose en la mayoría de las ocasiones a las numerosas acciones de la extrema izquierda contra Fuerza Nueva e incluso por el Ministerio del Interior. Otras alusiones de este periodo se refieren a la propia coyuntura del curso político, el terrorismo de ETA y del GRAPO, mientras la mayoría de las restantes sugieren tramas sucias del Estado y los gobiernos autonómicos.
De cualquier forma, la expresión política más definida del llamado “Búnker del Régimen” desapareció oficialmente como partido en noviembre de 1982, convirtiéndose en asociación cultural restringida a labores editoriales por el constante goteo de bajas. Ninguno de sus líderes supo admitir el revés de perder su representación parlamentaria, al obtener solo el 0,13% del voto (20.139 papeletas), por lo que las luchas intestinas agravaron la crisis de F/N y favorecieron la aparición de una corriente crítica que derivó en la creación de Unión Hispana (UH). Fuerza Nueva es desde entonces una revista españolista dirigida por Luis Fernández Villamea.
Presente en todas las provincias españolas durante la transición a la democracia, su mensaje era el del miedo a una subversión contra España organizada por el cruce de intereses de masonería y el comunismo. La labor de F/N a favor de la propaganda antimarxista se inició en 1970 con la publicación en su propia editorial del libro “¿Qué es el comunismo?”, aunque varias fueron las conferencias previas al respecto donde, de igual modo, se explicaba el socialismo desde el catolicismo, como una ideología inspirada por el demonio. No tuvo ningún reparo en asumir como cierta la farsa de los Protocolos de los Sabios de Sión ni en introducir parte de la literatura negacionista del Holocausto, y basó toda su propaganda en la defensa de los valores nacionalcatólicos incitando a “una nueva cruzada por la Patria”.
F/N, que estuvo implicada en infinidad de asaltos y agresiones por parte de rivales políticos, creó un colectivo juvenil llamado Fuerza Joven (FJ). Por él pasaron numerosos dirigentes de posteriores intentos de unificación derechista como José Luis Corral, líder del Movimiento Católico Español, o de Ricardo Sáenz de Ynestrillas, fundador y excabecilla de Alianza por la Unidad Nacional, quien con solo trece años ingresó en la Centuria de Aspirantes de F/N.
Años más tarde, Fuerza Nueva reapareció refundada como el Frente Nacional (1985), partido político que aprovechando el tirón del Frente Nacional francés, logró un cierto enganche en determinades círculos militares, eclesiásticos y universitarios, llegando a ser la primera fuerza electoral sin representación, en número de votos, en algunas convocatorias electorales europeas.
