Juan Emar
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Álvaro Yáñez Bianchi, más conocido por el pseudónimo Juan Emar (Santiago de Chile, 1893- † Santiago 8 de abril de 1964), escritor, crítico de arte y pintor chileno, máximo exponente local de la vanguardia literaria de las décadas de 1920s y 1930s en el género narrativo e integrante del colectivo de artístas plásticos Grupo Montparnasse. Sus obras más destacadas son la colección de cuentos Diez (1937), las novelas breves Ayer, Un año y Miltín 1934 (todas publicadas en 1935). Tras la indiferencia de público y crítica frente a sus libros, el autor desapareció de la escena artística y se dedicó casi exclusivamente a escribir la extensísima novela Umbral. El autor emprendió la escritura de esta última obra en 1942, tarea que continuó, durante sus últimos años, enclaustrado en Vilcún, una localidad de la Araucanía, sin abandonar la redacción de la novela hasta su muerte. Umbral consta de cinco tomos o "pilares", que en el original del autor completaban 5.000 páginas mecanografiadas.
Tabla de contenidos |
[editar] Vida
Hijo del senador y empresario Eleodoro Yáñez, quien deseó convertirlo en un político de grandes ambiciones. Los primero años de Álvaro Yáñez, llamado familiarmente Pilo, pasaron entre viajes a Europa, la despreocupada vida elegante de la aristocracia santiaguina y las presiones de su padre para que estudiara derecho.
En 1918, Álvaro se casó con su prima Herminia Yáñez, más conocida como Mina. Con ella empredió, al año siguiente, un nuevo viaje a Europa, que parece haber sido definitivo para él. La pareja se instaló en París, calle Hegesippe Moreau. Él se inscribe en clases de pintura y dibujo dictadas en la Academia de la Grande Chaumiére, en Montparnasse. Paralelamente, trabaja en la Legación Chilena (embajada), con el cargo de Primer Secretario. Es un empleo debido a las influencias familiares, pero ajeno al carácter del jóven Álvaro Yáñez.
El padre parece haberse resignado a que su hijo sería un artista a principios de la década de 1920s, cuando Álvaro regresa de Europa completamente imbuido en las nuevas tendencias artísticas parisinas.
[editar] Crítico de arte
El último trabajo formal que tuvo fue el columnista y crítico de arte del diario La Nación, fundado por su padre. Asumió en dichas columnas, en 1924, el pseudónimo Jean Emar, después Juan Emar, tomado de la expresión francesa “J’ en ai marre” (estoy harto).
En sus columna defendió las nuevas tendencias artísticas de la vanguardia europea, abogando por una superación del criollismo y academicismo, en voga en el Chile de aquellos años. Convirtió la página de arte de La Nación en un reducto de la vanguardia, incluyendo colaboraciones de Vicente Huidobro y Julio Ortiz de Zárate e ilustraciones originales de autores como Henriette Petit y Luis Vargas Rosas, además de reproducciones de artistas europeos del fouvismo, cubismo y otras .
En 1925 publicó un anticipo del poemario Altazor, de Vicente Huidobro, que con el tiempo sería considerado una obra maestra.
Por otro lado, en la sección Crítica y Críticos rebatió a los entendidos que publicaban en otros periódicos, encarando el convencionalismo autosuficiente sus opiniones.
Realizó esta labor hasta 1927, año en que el periódico fue expropiado por el gobierno dictatorial de Carlos Ibáñez del Campo. Un rudo golpe para su familia, pues además el padre es deportado.
[editar] Quiebres
El mismo año se separa de su primera mujer. Viaja entre Chile y Europa, donde inicia una relación la francesa Álice la Martiniere, Pépéche.
[editar] Explosión creativa
[editar] Ostrasismo
[editar] Obra
- Torcuato (1917, inédito)
- Ayer (1935)
- Un año (1935)
- Miltín 1934 (1935)
- Diez (1937)
- Umbral (publicación póstuma: edición parcial 1977, completa en 1996)
Crítica de arte:
- Notas de arte: Jean Emar en La Nación : 1923-1927 (2003, recopilación postuma)
- Jean Emar: escritos de arte, 1923-1925 (1992, recopilación postuma)
Epitolario:
- Cartas a Carmen (recopilación postuma)
[editar] Opiniones de contemporáneos
- Pablo Neruda: "A mi compañero Juan Emar se le dará lo que aquí no se mezquina: lo póstumo".
- Alejandro Jodorowsky: "¡Qué iban a comprender su narrativa! Ahí estaba el loco Juan Emar creando la verdadera prosa chilena. Hay que partir de él ahora, aunque nadie lo haya leído".
