Museo de León
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Museo de León
HISTORIA DEL MUSEO El Museo de León, el más antiguo y nutrido de la provincia, fue fundado a partir de la desamortización decimonónica y del origen de la arqueología local. Abrió al público en 1869 en el convento de San Marcos y, desde entonces, como único museo de titularidad estatal en León, custodia, incrementa, investiga y difunde el patrimonio cultural mueble en manos públicas, el que nos pertenece a todos. En 1987 su gestión, como la de los demás museos provinciales de la Comunidad, fue transferida a la Junta de Castilla y León. Una de sus principales funciones es ofrecer una completa panorámica de la historia, la cultura y el patrimonio de su territorio de referencia (la provincia de León) a través de los bienes de dominio público procurados en el terreno de la arqueología, la historia del arte, la etnografía y cualquier tipo de creación cultural e histórica. En la actualidad, el Museo posee dos instalaciones en la ciudad de León: su sede, en el edificio “Pallarés” y su anexo monumental o sede histórica, en el conventual de San Marcos. Por otra parte, dispone de un anexo arqueológico: la villa romana de Navatejera, en el municipio de Villaquilambre, visitable a escasos kilómetros del centro de la ciudad.
La VISITA al Museo La exposición permanente del Museo ofrece un itinerario por la historia del territorio provincial a través de algunas de sus realizaciones culturales más significativas y cualificadas. Ha sido articulada en siete áreas de conocimiento en las que el desarrollo cronológico permite ofrecer otras reflexiones paralelas y recorridos alternativos. La Prehistoria se inicia con los primeros vestigios de la actividad humana, herramientas de piedra del Paleolítico y el Neolítico, que alcanza su apogeo con la excelente muestra de utillaje metálico de la Edad del Bronce, cuyo armamento se representa en el ídolo de Tabuyo del Monte. Los utensilios de la primera y segunda Edad del Hierro nos sitúan ante las condiciones de vida de sociedades cada vez más complejas y adaptadas al medio, que, en los momentos previos a la conquista romana, diferenció a los pueblos vinculados a la meseta celtíbera respecto a los relacionados con la cultura castreña noroccidental. Todos ellos fueron portadores de un rico y suntuoso bagaje material que atrajo a los dominadores latinos. Sometido el territorio, la Romanización inicia un proceso sin retorno que evidencian antiguas ciudades ahora romanizadas como Lancia, recintos militares como León (legio VII gemina), urbes ex novo como la propia capital administrativa Asturica Augusta (Astorga) o explotaciones mineras (Las Médulas), entre otras, que han dejado muestras de un dominio espacial tan estratégico como importante para la economía del Imperio. El final del mundo antiguo, a partir del siglo III d.C, supone una lenta y decisiva transformación en la que nuevos cultos (el cristianismo), nuevas formas de explotación, como las villae (Navatejera o Quintana del Marco, entre otras), gentes periféricas, como los vadinienses, o nuevos pueblos, como los visigodos, protagonizaron cambios de mentalidades y de relaciones de dependencia personal. Durante la Edad Media asistimos al desarrollo de una fase cultural característicamente hispana cuyo centro puede muy bien situarse en León: el mozárabe. De Palat de Rey, San Miguel de Escalada o Santiago de Peñalba cuenta el museo con destacados vestigios, en particular la cruz votiva de esta iglesia berciana. La implantación del románico, al calor del camino de Santiago, tiene en León un foco fundamental como capital del más pujante reino cristiano peninsular: el cristo de Carrizo, es buena muestra de lo dicho. Durante el gótico, la construcción de la catedral animó la actividad artística: retablos, marfiles o tablas flamencas son citas de este momento; mientras otros encargos se decantaban por el arte mudéjar, en decoraciones de interiores y mobiliario de lujo. Durante la Edad Moderna, si la primera mitad del XVI la reedificación de San Marcos trajo a León artistas de gran importancia, entre los que destaca Juan de Juni, que tiene en el Museo algunas de sus mejores obras; las obras de épocas posteriores, en las que León pierde el protagonismo de antaño, provienen en general de conventos desamortizados, señalándose entre ellas algunos conjuntos pictóricos y magníficas tallas como la de san Francisco, de Salvador Carmona, ya en el siglo XVIII. El itinerario del museo continúa por el Mundo contemporáneo, los dos últimos siglos, en los que destaca su rico patrimonio etnográfico y la configuración de un concepto determinante para nuestro modo de entender la cultura: el de Patrimonio histórico. Finalmente, en un espacio independiente, se ofrece una panorámica sobre la ciudad de León, que incluye uno de los miradores más completos que existen sobre su perfil urbano histórico.
El Monetario y el Lapidario El excepcional conjunto de monedas y de epígrafes que custodia el Museo congrega ejemplares de la práctica totalidad de tipos y épocas. Ambas secciones adquieren un protagonismo especial en estas dos áreas temáticas, de visita autónoma, en las que ambos testimonios se analizan como receptáculo distinguido de valores culturales. Se analiza el alcance de la moneda como transmisora de valores ilustrativos, artísticos, materiales, lingüísticos, etc. de honda significación. Y, por otro lado, se consideran los testimonios labrados en piedra como una forma elaborada de escritura de la memoria. Estos son los objetivos de una novedosa perspectiva museística, diseñada con un perfil antropológico, que remata la visita desde una perspectiva diferente.
INFORMACIÓN GENERAL MUSEO de LEÓN Plaza de Santo Domingo, 8. 24002-León Teléfono: 987236405 y Fax: 987221602 Correo-e: museo.leon@jcyl.es Horario De martes a sábado: de 10 a 14 h y de 16 a 19 h (octubre a junio) o de 17 a 20 h (julio a septiembre). Domingos y festivos: de 10 a 14 h. Lunes: cerrado. Texto: Museo de León (L. Grau)