Mussafashir
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Mussafashir fue un alarife hispanomusulmán de Córdoba en el Siglo X.
Recibió el encargo del califa Abderrahman III de levantar el gran palacio de Medina Azahara que debía convertirse en la residencia califal más esplendorosa y deslumbrante de todo el mundo, capaz de asombrar por su magnificencia a los embajadores de Bizancio y hacer morir de envidia a los enviados de Egipto y Bagdad. Su fama debía llegar a todos los confines de la tierra. Sus jardines y fuentes no encontrarían parangón en ningún otro lugar. Sus estancias y aposentos debían brillar con el oro y los mármoles que cubrirían todas sus paredes. Y el perfume de las maderas preciosas de sándalo y cedro se extendería por todo el ambiente.
Sin embargo, el alarife estaba especialmente preocupado por los aspectos más pragmáticos de la organización de las cuadrillas, por el correcto funcionamiento de los acueductos y las fuentes, por la adecuada ubicación de los establos y las cuadras para que su olor no llegase hasta la residencia real, por la disposición de los almacenes y graneros con el fin de evitar que la humedad, los insectos o los roedores arruinasen los cereales acumulados, y por la instalación de los hornos, la tejería, los talleres de calderería, carpintería y forja y los tinglados de cantería, a fin de que su laborioso trajín no incomodase la placidez de los salones. En definitiva, por todos aquellos aspectos utilitarios de la gran fábrica. Esta actitud le hizo descuidar el control meticuloso que precisaban las salas principales, los patios, las mezquitas, los salones de embajadores, las estancias privadas del califa, los divanes y los baños. Postergó para una etapa posterior la labra de las fuentes, la ejecución de los ornamentos y yeserías, el corte y bruñido de los mármoles destinados a los arrimaderos y la cocción de los azulejos de los alicatados.
Cuando el califa visitó las obras se sintió terriblemente defraudado al comprobar que el lujo y el esplendor de las obras habían sido incomprensiblemente olvidados en beneficio de aquellos aspectos secundarios que en nada beneficiaban su prestigio y fama. Fue tal su enojo que ordenó abandonar todo lo construido y condenó a la esclavitud al alarife Mussafashir obligándole a cincelar con sus propias manos los atauriques más delicados del salón del trono. Parece que una vez terminada su obra fue ejecutado.
[editar] Bibliografía
99 ADIS,Juan Calduch. ISBN 8486828422
