Perversión sexual
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El término perversión sexual se refiere a conductas sexuales definidas como desviadas de la conducta considerada sana o normal. El criterio varía notablemente a lo largo de la historia y entre distintas sociedades.
Los psicólogos de fines de siglo XIX (principalmente Kraft Ebing), y de gran parte del siglo XX englobaron dentro del conjunto de las perversiones a cuestiones tan heterogéneas como:
- El "bestialismo" (sic por zoofilia)
- El "bisexualismo" (sic por bisexualidad)
- La clisterofilia
- La coprofilia
- El exhibicionismo
- El fetichismo
- La gerontofilia
- El incesto
- El masoquismo
- La necrofilia
- La paidofilia
- El sadismo
- El sadomasoquismo
- El sexo grupal
- La "sodomía", "pederastia" o "uranismo" (homosexualidad masculina)
- El "tribadismo o "lesbianismo" (lesbianidad, homosexualidad femenina)
- El transexualismo
- El travestismo
- El troilismo
- El onanismo (sic por masturbación)
- La ninfofilia
- La urolagnia
- La "poedicatio" (predicación o sexo anal)
- El voyeurismo
[editar] Perversión sexual y psicoanálisis
El término es utilizado en el psicoanálisis para referir una "versión desviada" de la libido. Esta definición resulta altamente polémica.
De la lista anterior se sigue considerando algunas conductas como indiscutiblemente patológicas (necrofilia, zoofilia, etc.). Otras son en la actualidad vistas como normales, dependiendo de la cultura y moral del momento (masturbación, sexo anal, travestismo, etc.). La homosexualidad y bisexualidad primero pasaron a ser consideradas "parafilias" y desde finales del siglo recientemente pasado se las considera una conducta sexual humana normal.
De modo que si a principios del siglo XX se distinguían tres conjuntos nosográficos (neurosis, perversiones y psicosis), actualmente gran parte de las perversiones son consideradas conductas parafílicas, mientras que otras pueden ser sintomáticas de momentos de neurosis (por ejemplo una persona cuya única actividad sexual sea la masturbación, probablemente sea una persona neurótica, ya sea su neurosis egosintónica —es decir, no causante de displacer a la persona neurótica en cuestión—, o ya sea egodistónica —esto es, causante de displacer a la persona neurótica en cuestión—).
Se afirma que todos estos tipos de sexualidad aparecen eventualmente como parte del desarrollo humano normal en forma de fantasías sexuales, fantasías que sin embargo la persona no quiere ver realizadas. Por ejemplo, todos los niños pasan por una etapa de sadismo en la que odian a los demás niños (especialmente a sus hermanos) y fantasean con matarlos o hacerlos sufrir, considerándolos rivales ladrones del cariño de los adultos que desean sólo para ellos. Sin embargo, si un niño en esta etapa ve efectivamente a otros niños ser maltratados o golpeados reacciona con miedo, compasión y horror. Así muchos niños desarrollaban problemas psicológicos a principios de siglo, en la época en la que los profesores maltrataban a sus alumnos en los colegios, al sufrir la contradicción de ver, para su horror, realizadas sus fantasías. Las conductas sádicas suelen ser consideradas sintomáticas de ciertas psicosis.