Segundo bloqueo de Iquique
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Luego del primer combate naval de Antofagasta, el Huáscar hizo proa al norte y regresó a Iquique, para desembarcar al comandante Ramón Freyre, que se encontraba herido y al cirujano mayor de la nave Santiago Távara. Luego del Combate Naval de Iquique y del desastre de Punta Gruesa, se suscitaron una serie de hechos del lado peruano como el intento del coronel EP Belisario Suárez de fusilar al segundo comandante de la malograda Independencia en Punta Gruesa, quien se salvó gracias a la oportuna intervención del coronel EP Andrés Avelino Cáceres y de los agrios oficios que cruzaron el general de brigada EP Juan Buendía con el capitán de navío AP Miguel Grau Seminario.
Mientras, más al sur, los transportes chilenos navegan sin escolta hacia Antofagasta llevando tropas, fusiles, artillería, ametralladoras y municiones. Ello debido a que la escuadra chilena se encontraba en alta mar navegando en su aventura al Callao. Ante estos problemas, el Supremo Director de la Guerra, general de división EP Mariano Ignacio Prado decidió ir a Iquique a poner orden. Llego a Iquique al amanecer del día 25 de mayo.
Después de desembarcar al herido comandante Freyre y al cirujano mayor Santiago Távara en Iquique y dado que se venía la noche, Grau decidió hacerse a la mar para prevenir ser sorprendido en puerto por las naves enemigas con el compromiso de retornar a la mañana a puerto a recoger a los desembarcados.
En la noche, Mariano Ignacio Prado recibió un telegrama de Pisagua, en donde le avisaban de la presencia de los blindados chilenos en navegación hacia Iquique. Al amanecer, se presentaron en Iquique, las naves chilenas.
Cuando los buques chilenos navegaban pausadamente hacia la rada de Iquique, al amanecer, se presentó en el horizonte el Huáscar, quien al divisar a la división naval chilena, cambió bruscamente de rumbo, primero al norte y después al oeste, siendo perseguido por los blindados chilenos.
Luego de la infructuosa persecución al Huáscar, el contralmirante Juan Williams Rebolledo, dejó a la vieja cañonera Abtao a cargo del segundo bloqueo de Iquique. En tierra el general de división EP Mariano Ignacio Prado, no estuvo mucho tiempo aislado, sabía que todos sus movimientos eran seguidos por espías chilenos; tan pronto como se tendió el telégrafo entre Arica y el extremo sur del Perú, y se desplegó las tropas hasta Huatocondo, enviando patrullas a caballo para vigilar la aparición de chilenos en el Tamarugal, que tanteaban las defensas aliadas, Prado decidió salir de Iquique para evitar su probable captura.
Acompañado de su secretario Benito Arana, Prado cabalgó 20 horas hacia el norte a Pisagua cuando en Iquique se le creía postrado en cama víctima de una gripe. En Pisagua embarcó en una balandra que lo llevó hasta Arica, en donde se dispuso a esperar a la boliviana División Villamil, al mando del presidente de la república de Bolivia, general Hilarión Daza Grossolé.
