Vuelo Fuerza Aérea Uruguaya 571
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El Vuelo de la Fuerza Aérea Uruguaya 571, menos formalmente conocido como la Tragedia de los Andes, ocurrió el 13 de octubre de 1972, cuando se estrelló en los Andes el avión que conducía al equipo de rugby del colegio uruguayo Stella Maris con destino a Chile.
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[editar] El accidente
El 12 de octubre el avión Fairchild FH-227D perteneciente a la Fuerza Aérea Uruguaya partió del Aeropuerto Internacional de Carrasco. Trasportaba al equipo de rugby del club Old Christians de Montevideo que se dirigía a jugar un partido contra el Old Boys de Santiago de Chile. El mal tiempo les obligó a detenerse en Mendoza, Argentina, donde pasaron la noche. El vuelo continuó por la tarde del 13 de octubre con destino a Santiago de Chile. Debido a un error de navegación el piloto notificó a los controladores aéreos de Santiago que se encontraba sobre Curicó, Chile. Este error dificultó posteriormente las tareas de rescate.
El avión comenzó el descenso entre la niebla mientras todavía se encontraba sobre las montañas. El Fairchild pronto se estrelló en un pico sin nombre (posteriormente denominado Cerro Seller), situado entre Cerro Sosneado y el volcán Tinguiririca cerca de la frontera entre Argentina y Chile. El aparato golpeó el pico a 4.200 metros que le arrancó el ala derecha que fue lanzada hacia atrás con tal fuerza que cortó el estabilizador vertical dejando un agujero en la parte posterior del fuselage. El avión golpeó un segundo pico que arrancó el ala izquierda, dejando únicamente el fuselaje en vuelo. Golpeó tierra y fue resbalando por una ladera empinada hasta detenerse en un banco de nieve.
[editar] Supervivencia
De las 45 personas en el avión, doce murieron en el accidente o poco después; otros cinco habían fallecido a la mañana siguiente, y el octavo día, murió uno más, debido a sus lesiones. Los 27 restantes hicieron frente a las duras condiciones de supervivencia en las montañas congeladas. Durante varios días las partidas de rescaten intentaron localizar los restos del avión sin éxito. La búsqueda se suspendió hasta ocho días después. En el undécimo día en la montaña los supervivientes escucharon por la radio con consternación que se había abandonado la búsqueda.
Muchos de los supervivivientes habían sufrido lesiones y carecían de calzado y ropa adecuada para el frio y la nieve. La noche del 29 de octubre, una avalancha de nieve sepultó los restos del Fairchild atrapando a quienes dormían en su interior. Pese a los desesperados intentos de rescate por sus compañeros ocho personas murieron bajo la nieve. A mediados de noviembre, fallecieron dos personas más a causa de sus heridas.
Los supervivientes no disponian apenas de alimentos. A pesar de que durante los días posteriores al accidente racionaron la comida de que disponian, pronto se mostró insuficiente. En el lugar donde se habían estrellado no había vegetación ni animales de los que pudieran alimentarse. El grupo pudo sobrevivir durante 72 días, gracias a la decision de alimentarse de la carne de sus compañeros muertos. No fue una decisión facíl de tomar, y en un principio algunos rechazaron hacerlo si bién pronto se demostró que era la única esperanza de sobrevivir.
En un primer momento quisieron utilizar la radio de la cabina para pedir auxilio pero carecían de energía. Varios de los supervivientes intentaron localizar la sección de cola que había sido arrancada a raiz del primer impacto, esperando poder recuperar las baterías que se encontraban en esa parte del avión. Cuando por fin llegaron a la sección de cola vieron que las baterías resultaban excesivamente pesadas para trasporarlas hasta el fuselage del avión por lo que decidieron desmontar la radio de la cabina y llevarla hasta la cola del avión. A pesar de todos sus esfuerzos no lograron comunicar con el exterior.
[editar] El rescate
Los supervivientes vieron que su única esperanza consistía en ir a buscar de ayuda. El 13 de diciembre de 1972, Fernando Parrado, Roberto Canessa y Antonio Vizintín parten en busca de ayuda. El tercer día de marcha, deciden enviar a Vizintín de regreso. Diez días después de partir del avión siniestrado llegan a Los Maitenes donde consiguen ayuda. Tras ser rescatados por helicópteros son trasladados a Santiago para ser atendidos médicamente.
A pesar de las dudas iniciales, los sobrevivientes pronto reconocen que han debido recurrir al canibalismo para poder sobrevivir.
Los restos de los fallecidos fueron enterrados en un lugar situado a ochocientos metros del avión. Sobre la tumba se colocó una cruz de hierro en honor de las víctimas. Lo que quedó del fuselaje fue quemado para frustrar a los buscadores de curiosidades.
[editar] Enlaces externos
[editar] Segundo artículo (FUSIONAR!!!)
- A continuación se encuentra el segundo artículo sobre la tragedia, titulado "Milagro de los Andes", por favor agregar al texto precedente cualquier información adicional que aparezca aquí y luego borrarlo.
El milagro de los andes fue el nombre que se le dio a un hecho ocurrido en 1972. Un avión uruguayo que transportaba a 45 pasajeros, casi todos jugadores de un equipo de Rugby del Colegio Stella Maris, se estrelló en la gran Cordillera de los andes.
Doce murieron a causa de la caída, y los sobrevivientes a esta tuvieron que soportar entre otras cosas a la temible Cordillera, treinta grados bajo cero durante las noches y al hambre.
Trataron de resistir con las escasas reservas alimenticias que poseían, esperando ser rescatados, pero su esperanza cayó al enterarse por una radio, que se había abandonado la búsqueda.
Desesperados ante la ausencia de alimentos y agotada su resistencia física, se vieron obligados a alimentarse de sus compañeros muertos para poder seguir viviendo.
Llevados por la desición de su capitán, el cual tomó en esas circunstancias el mando de la situación, les pidió que se preparen y fortalezcan para poder salir ellos en busca de ayuda, cuando el buen tiempo lo permitiera y hayan obtenido suficiente sabiduría de como actuar en la montaña y en esas condiciones.
Fue así como dos de los rugbiers sobrevientes y en mejores condiciones físicas, emprenden la tarea de cruzar las inmensas montañas para así llegar a Chile, donde un arriero los divisa al otro lado de un río y comienzan la tarea de rescate de los compañeros que habían quedado en el lugar del accidente.
De esta manera es como el 22 de diciembre de 1972, después de haber estado durante 72 días aislados de todo, el mundo se entera que dieciséis son los sobrevivientes que vencieron a la muerte en la Cordillera de los Andes.
Los Sobrevivientes de los Andes, como son conocidos quienes salieron con vida de este accidente y aventura, ha sido tema constante. Se han hecho reportajes y películas al respecto. En 1976 el mexicano René Cardona hijo dirigió la película Supervivientes de los Andes; en 1993 el estadounidensae Frank Marshall dirigió la película Alive, basada en el libro del mismo nombre.
El propio Nando Parrado escribió el libro Milagro en los Andes: Mis 72 Dias en la Montana y Mi Largo Regreso A Casa que trata sobre el accidente y sus días en las montañas. La edición de abril del año 2006 de la revista National Geographic retoma a Los Sobrevivientes de los Andes y explora la ruta de escape que utilizaron Roberto Canessa, Nando Parrado y Antonio Vizintín.
En el ciberespacio se pueden visitar las páginas Viven El milagro de los Andes
