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Aníbal Pinto Garmendia, Presidente de la República de Chile en 1879.

La campaña terrestre de la Guerra del Pacífico, es la segunda fase de dicha guerra. Tanto Chile como Perú, tenían claro que era necesario tener el control del mar, para poder abastecer a los ejércitos en campaña, dada las grandes distancias de los centros de abastecimientos de ambos ejércitos. Chile a pesar de ser consciente de ello equivocó la estrategia naval. A raíz de la renuncia del contralmirante Juan Williams Rebolledo y su reemplazo por el comodoro Galvarino Riveros Cárdenas, es que se replantea la estrategia naval chilena, dando prioridad a la captura y/o destrucción del monitor Huáscar y de su comandante, lo que ocurre el 8 de octubre de 1879, en el combate naval de Angamos.

A su vez, la campaña terrestre de la guerra del Pacífico, se puede sub dividir en varias sub fases, que cubren los tres años que duró esta guerra desde el 5 de abril de 1879 hasta la firma del Tratado de Ancón, el 20 de octubre de 1883. Podría decirse además, que la campaña terrestre propiamente dicha, empezó al día siguiente del combate naval de Angamos. Estas fases son:

• Desembarco de Antofagasta e inicio de la guerra del Pacífico
• Desembarco de Pisagua e inicio de la campaña terrestre
• Campaña de Tarapacá
• Campaña de Tacna y Arica
• Campaña de Lima
• Campaña de la Breña
• Campaña de la sierra norte
• Ocupacion de Arequipa

[editar] Historia

A la declaratoria de guerra al Perú el 5 de abril de 1879, la escuadra peruana se encontraba desarmada en el Callao, mientras que la chilena, plenamente operativa comenzó el bloqueo de Iquique y las naves auxilares chilenas, aumentaban el efectivo de tropas concentradas en Antofagasta. Pronto quedó clara, la diferencia de estrategias y los resultados de la misma.

Fue nombrado Comandante en Jefe de la escuadra chilena al contralmirante Juan Williams Rebolledo, quien diseñó la estrategia para la guerra naval de Chile; ésta consistía en concentrar la flota y bloquear los principales puertos de la costa sur del Perú.

Por su parte, el Perú designó Comandante en Jefe de la escuadra peruana al capitán de navío AP Miguel Grau Seminario; Grau y el alto mando peruano, se dieron cuenta que su flota era en tonelaje, cantidad y calidad de artillería muy inferior a la flota chilena y diseñó una estrategia naval de movilidad, atacando las líneas de abastecimiento detrás de la escuadra chilena y desapareciendo, evitando en lo posible empeñar combate con los grandes acorazados y otras naves chilenas, salvo que las posibilidades de éxito fueran altas.

Los resultados, pronto se vieron: mientras que el Huáscar y el almirante Grau, golpearon la retaguardia chilena con éxito, los buques chilenos permanecían inactivos bloqueando los puertos del sur del Perú. El Huáscar también aprovechó su velocidad y potencia de fuego de su torre de artillería principal, para dañar seriamente a los buques de guerra chilenos, como la Abtao y otras más. Ello llevó a que en Santiago se produjera una crisis en el gobierno, que se tradujo en una reestructuración de los comandos de la armada y del ejército. Esta crisis alcanzó su punto más álgido con la captura del vapor Rímac y del Regimiento de caballería Carabineros de Yungay en alta mar el 23 de julio de 1879.

Es raíz de estos éxitos navales peruanos, combatiendo con éxito y con la escuadra chilena intacta e inactiva, que se producen en los mandos militares, una reestructuración, que da sus frutos el 8 de octubre de 1879 con la captura del monitor Huáscar.

Al día siguiente del combate naval de Angamos, libre el mar de toda amenaza de buques de guerra peruanos a los abastecimientos del ejército chileno, es que comienza a movilizarse éste contra el ejército peruano hasta el fin de la guerra.

[editar] Desembarco de Pisagua, Inicio de la campaña terrestre

Quedaba entonces por expedicionar a Tarapacá, centro de la riqueza del salitre, cuyos fondos permitirían a Chile financiar la guerra, pues los recursos del Estado chileno se estaban volviendo insuficientes.

El alto mando entonces, comenzó a planear una estrategia de invasión al territorio peruano. La idea más generalizada dentro de los oficiales chilenos era invadir el desierto entre las ciudades de Arica e Iquique, para así cortar las comunicaciones del enemigo, y tomar el puerto de Iquique, que era por donde se embarcaba el salitre hacia el resto del mundo. Para esto se confió el mando del Ejército al General Justo Arteaga, y se nombró como Ministro de Guerra en Campaña a Don Rafael Sotomayor Baeza, el ejército chileno se embarcó en la escuadra, que ya dominaba los mares, y se presentó frente al puerto de Pisagua con 9.500 soldados que habían sido embarcados en Antofagasta.

El "Cochrane" y la corbeta "O'Higgins" , a cargo del Comandante Juan José Latorre Benavente y el Capitán Jorge Montt Álvarez, respectivamente, atacaron el fuerte sur. Casi simultáneamente rompían el fuego contra el fuerte norte la cañonera "Magallanes" y la goleta "Covadonga" , mandadas por el Capitán Manuel Orella Echanez y el Capitán Carlos Condell de la Haza.

El fuerte del norte, cayo rápidamente batido por los cañonazos de la escuadra, sólo logró dar un disparo. El fuerte sur opuso mayor resistencia, pero el fuerte cañoneo de los buques chilenos logró detener los disparos peruanos. Cerca de las 8:00 horas del 2 de Noviembre de 1879, el puerto de Pisagua era asaltado por 450 soldados, los primeros en toda la historia de las guerras, en desembarcar en un ataque anfibio. Los peruanos y bolivianos se parapetaron detrás de las rocas y las bodegas y abrieron fuego de fusilería, causando numerosas bajas entre los soldados chilenos, y hundiendo incluso, algunos botes con tropas. En medio de una gigantesca lluvia de balas, los chilenos desembarcaron en la playa, saltaron de los botes y cuando el agua llegaba a la cintura se precipitaron sobre las trincheras peruanas, comenzando a abatir a los defensores, luego iniciaronla penetración hacia el interior, mientras las lanchas volvían a los buques en busca de una segunda oleada de soldados. El ascenso fue durísimo, producto del hostil relieve del desierto, por un camino empinado, y rocoso, pero aún así los chilenos hacían estragos entre los peruanos, que huía hacia lo alto. Con la artillería de los buques se atacó exitosamente el ferrocarril y las bodegas de carbón y salitre, donde se mantenían refugiadas gran parte de las tropas aliadas. Las granadas navales encendieron las reservas de salitre y comenzaron numerosos incendios. Mediante el desembarco de las oleadas de refuerzo, el combate cobró mayor fuerza, y tras bravos esfuerzos, las tropas chilenas llegaron hasta la pampa del Hospicio en la cumbre de la meseta, agobiadas por el cansancio.Los Aliados habían retirado ya sus efectivos hacia el interior.

[editar] Campaña de Tarapacá

[editar] Batalla de Dolores

El 19 de noviembre de 1879, unos 600 hombres, bajo las órdenes del coronel Emilio Sotomayor, partieron de Pisagua internandose en las pampas de Tarapacá. La orden era conseguir los pozos de agua de la oficina salitrera de Dolores, con el fin de abastecer al ejército que acababa de desembarcar. Ante esto, las fuerzas aliadas de Perú y Bolivia, al mando del general Juan Buendía, avanzaron hacia al norte y ocuparon el cerro de San Francisco, fortificándose con la idea de obligar a los chilenos a un ataque, presionados por la Sed.

Frente al dilema de arriesgarse a atacar o morir de sed en el desierto, El coronel Sotomayor se decidió por la primera, y en un bravo ataque de infantería, Sotomayor ocupó el cerro San Francisco en la pampa de Dolores, dando incio a la batalla.

Tras varios ataques infructuosos, y frente a la presión de las bayonetas chilenas, las fuerzas aliadas se vieron obligadas a emprender la retirada. El ejército peruano-boliviano retrocedió hacia la quebrada de Tarapacá, donde se fortificó.

Sotomayor decidió no perseguir a los aliados, puesto que sus tropas se encontraban exaustas. Decidió comunicar al ejército la ocupación de los pozos, cuya agua fue la salvación del ejército chileno. Ésto permitió a Buendía reorganizar su ejército e infringir a los chilenos una derrota en Tarapacá.

[editar] Batalla de Tarapacá

Tras tomar los pozos de Tarapacá, el comandante en Jefe del Ejército chileno ordenó que una División al mando del Teniente Coronel Vergara marchara hacia la zona donde había huído el ejército aliado, y descubrió en la Quebrada de Tarapacá al adversario.

Ante ello, solicitó refuerzos a Escala, quien le envió una División integrada por las unidades que no habían tomado parte en Dolores. Éstas fueron el Segundo de Línea, el Batallón Chacabuco y el de Artillería de Marina; al mando marchó el Coronel Luis Arteaga. Estas divisiones sin embargo, estaban escasas de víveres, de agua, y de municiones. Pensando que el adversario estaba en retirada, la División – sin tomar providencias logísticas necesarias - partió igualmente, arriesgándose en el desierto. Al reunirse con Vergara, Arteaga pudo determinar que su fuerza estaba igualmente escasa de agua y víveres, por lo que era necesario tomarlos de la quebrada, elaborándose un plan de ataque, que consisitía en beber a las fuerzas en la quebrada de Tarapacá y encerrar a los aliados con una maniobra muy complicada.

Su principal falla fue ignorar que el adversario tenía fuerzas superiores y que al dividir sus 23 mil combatientes en tres débiles columnas, aumentaba las posibilidades de un desastre.

Una columna al mando del Teniente Ricardo Santa Cruz, integrada por dos compañías de Zapadores , reforzadas por una compañía del Segundo de Línea, una sección de Artillería y cien Granaderos a Caballo; tenía por objetivo cerrar el norte de la Quebrada, en Quillahuasa. Para ello debían marchar por el borde de la Quebrada hasta llegar a dicho lugar.

La segunda columna fue dirigida por el Teniente Coronel Eleuterio Ramírez, Comandante del Regimiento Segundo de Línea. Estaba integrada básicamente por su unidad, un piquete de Cazadores y dos cañones de Artillería de Marina; contando entre 900 y mil hombres. Esta columna debía atacar por el fondo de la quebrada hacia el pueblo de Tarapacá, en apoyo a la acción de Santa Cruz.

La tercera columna, integrada por el Chacabuco y la Artillería de Marina, más una sección de Artillería, atacaría hacia el centro de la quebrada, completando el envolvimiento planificado.

Las fuerzas aliadas fueron alertadas sobre el movimiento de los chilenos y tomaron las alturas, enfrentando a la columna del Teniente Santa Cruz. En reñido combate y superado en número, debió replegarse hacia la columna Arteaga que avanzaba en su apoyo.

Mientras, en el fondo de la quebrada Ramírez enfrentaba fuerzas enemigas igualmente superiores. Logrando, sin embargo, tomar el pueblo de Tarapacá. Pasado el medio día, las fuerzas adversarias estaban en retirada hacia el norte.

La tropa bajó al fondo de la quebrada a beber agua y descansar tras la pesada marcha y combate, pero sólo era una breve tregua. Reforzadas las unidades adversarias, atacaron a los chilenos en el fondo de la quebrada, los que se batieron con desesperación, logrando tomar las alturas cerca de Quillahuasa.

Escasos de munición, los soldados del Segundo de Línea cayeron sucesivamente con su Comandante al frente. Muerto el portaestandarte y caída su brava escolta, el estandarte del regimiento fue recogido de entre los cuerpos de sus defensores y capturado por el adversario.

La Batalla había costado numerosas bajas, especialmente para el regimiento Segundo de Línea, que perdió más del 50% de sus efectivos, a su Comandante Eleuterio Ramírez y al Segundo Comandante, el Teniente Coronel Bartolomé Vivar.

Las tropas aliadas, que también habían tenido severas pérdidas, abandonaron el campo de batalla rumbo hacia Arica, en una marcha penosa que desmoralizó a los soldados aliados, y dejando así en manos chilenas la provincia de Tarapacá.

[editar] Bibliografía

• Historia de la República del Perú (1822-1933), Jorge Basadre Grohmannn, Lima, 2005, ISBN 9972 205 62 2
• El Perú en los tiempos modernos, Julio R. Villanueva Sotomayor, Lima, 2002, Depósito legal N° 1501032002 INDECOPI.