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Para los entendidos, hablar de mariposas, es hablar de un país como el Perú donde se encuentran una de cada cinco especies de mariposas documentadas del mundo. El 20% de todas las especies conocidas de la Tierra y los récords mundiales en diversidad, están en este país.

[editar] Las mariposas y los invertebrados

Las mariposas constituyen, en la actualidad, el grupo mejor conocido de los invertebrados terrestres. Los avances científicos en este sentido, nos dan por conclusión que la diversidad natural amazónica aumenta en relación a su cercanía con los Andes. Ello ha sido probado con cifras contundentes. Sólo en la localidad de Pakitza, en el Parque Nacional del Manu, al suroriente peruano, se contabilizaron 1.300 especies de mariposas. A sólo 235 km de distancia, en un pequeño albergue del río Tambopata, la cifra de los investigadores llegó a 1.260 especies. Lo sorprendente de este hallazgo, es además de las diversidad, que sólo el 60% de los registros era igual para ambas localidades.

Si comparamos estos números con el total de especies que existen en Australia (396), Europa (441) o Norteamérica (679), es fácil ver que con sus cerca de 3.700 especies el Perú posee la fauna de mariposas más rica del globo. Los investigadores consideran que la diversidad total de mariposas del Perú debe exeder las 4.200 especies. Sin embargo, esta diversidad no se encuentra distribuida homogéneamente en el territorio peruano. La desértica franja costera, con sus valles agrícolas, así como las alturas andinas a más de 4.000 m.s.n.m., poseen pocas pero muy interesantes especies, adaptadas a la vida en tales condiciones de exigencia ambiental.

Los bosques tropicales son los ambientes que, de lejos, albergan la gran diversidad dentro de este grupo. Tanto en la selva alta como en el llano amazónico existen lugares donde la diversidad es tal que podría mantener ocupado a un aficionado durante semanas enteras. Estos lugares van desde la selva nororiental (Tarapoto y Moyobamba) hasta las selvas del sur (Tambopata y Manu), pasando por el valle de Chanchamayo y los alrededores de Tingo María.

[editar] Origen y características

Las mariposas pertenecen al orden Lepidoptera, grupo de unas 150.000 especies conocidas que cuenta con su mayor diversidad en la región tropical de América. Menos del 7% del total son mariposas diurnas, las que incluyen a las especies más coloridas. La cortina de la evolución se abrió para las mariposas hace muchísimo tiempo, durante la época de los dinosaurios. La polilla más antigua de la que se tiene noticia, un ejemplar preservado casi intacto en un trozo de resina fósilizada, data de 180.000.000 de años. Las mariposas iniciaron su evolución 100.000.000 de años después con la aparición de las plantas con flores, de las cuales dependen. Desde entonces, los insectos de alas con escamas se extendieron rápidamente por todo el mundo, colonizando desde el Ártico hasta los bosques tropicales de la Amazonía.

Su ciclo de vida comprende cuatro estadios: huevo, oruga (larva), crisálida (pupa) y adulto. En casi todos los casos, la hembra realiza la puesta de huevos sobre plantas y los fija a las hojas con una sustancia adhesiva. Al nacer, las orugas son tan voraces que se las considera verdaderas "mandíbulas con patas". Casi todas poseen un cuerpo segmentado y son herbívoras; por tanto, deben procesar los tóxicos defensivos de las plantas. El algunos grupos de mariposas las orugas cortan los tejidos vasculares de la hoja (venas) para "drenar" las sustancias venenosas que ingieren con la savia de las hojas y poder así alimentarse sin problemas. A su vez, las orugas poseen variados mecanismos de defensa contra sus depredadores: pelos urticantes (capaces de causar tremendo dolor, incluso en humanos), sorprendentes camuflajes (algunos asemejan excremento de aves, musgos, etc.) o sustancias tóxicas (anunciadas por "colores de advertencia" sobre sus cuerpos). Al ser molestadas, las orugas de la familia Papilionidae (mariposas tigre) muestran un par de glándulas que liberan químicos olorosos como acción defensiva.

En la etapa de crisálida o pupa se suceden grandes cambios hasta que emerge la mariposa adulta. A partir de allí su vida es corta, por lo que, en muchos casos, la hembra es fecundada pocos segundos después de la eclosión. Algunas especies de mariposas son más logevas: las Heliconius viven unos tres meses y las monarcas pueden llegas hasta los dos años de edad.

Las alas de las mariposas están revestidas de minúsculas escamas y sus colores pueden enviar mensajes de advertencia a sus depredadores o de comunicación entre ellas. Pero, además, actúan en la captación de luz para calentar su cuerpo. Las Pieridae, por ejemplo, tienen pigmentos oscuros en las alas que varían en tamaño según la estación del año para absorber más o menos luz (los colores oscuros captan más luz). las alas blancas, por ejemplo, actúan como un espejo y al variar el ángulo de las alas, las mariposas pueden dirigir más o menos luz hacia su cuerpo.

[editar] Qué comen y quién se las come

La mayoría de las especies adultas poseen un aparato bucal chupador que consiste en una larga trompa hueca que permanece enrollada y se extiende para comer. Muchas especies succionan el néctar de las flores, otras el jugo de frutas podridas, la savia de algunas plantas o los fluidos de animales muertos, Hay algunas mariposas nocturnas que, al llegar a adultas dejan de alimentarse, y viven gracias a las reservas acumuladas cuando orugas.

Los hábitos alimenticios de los lepidópteros llegan a ser tan variados como pueden ser las formas o colores de sus protagonistas. La oruga de la tapicera es, por decir lo menos, poco respetuosa de la historia. Es verdaderamente impresionante cómo llega a devorar hermosos tapices (que tomaron meses o hasta años en confeccionarse) en sólo algunas semanas de apetito voráz. Las orugas no siempren llegan "con su pan bajo el brazo". Por estar ubicadas muy abajo en la cadena alimenticia de la naturaleza, hay muchas criaturas listas a comérselas. Pájaros de muchas especies, arañas, monos y claro, otros insectos constituyen sus depredadores más frecuentes.

Con tantos mecanismos de advertencia y camuflaje surgidos de la evolución conjunta, es evidente que las mariposas soportan una intensa presión por parte de depredadores. Entre los invertebrados, los más comunes son arañas, avispas, mantis, abejorros y moscas. Entre los vertebrados, los principales depredadores son las aves, aunque también son parte importantes de la dieta de murciélagos, lagartijas y ranas. Las mariposas Morpho de color azul (ver fotografía) y Heliconius (combinación de negro, anaranjado y amarillo) están entre las especies más llamativas. A la familia Papilionidae pertenecen las llamadas cola de golondrina o mariposas tigre, también de atractivos colores. Se ha sugerido que las prolongaciones (o "colas") de sus alas servirían para distraer a posibles depredadores en su ataque, dándoles una mayor posibilidad de escapar con, al menos, buena parte del cuerpo sano. Las Pieridae, por su parte, poseen alas de forma triangular y son generalmente amarillas, anaranjadas o blancas. Suelen encontrarse en ambientes soleados, se alimentan de néctar de flores y casi todas son veloces voladoras. Algunas especies, como Historis odius, realizan multitudinarias migraciones regionales empleando los grandes ríos de la selva amazónica como carreteras.

Los machos de las Pieridae y las Papilionidae frecuentan el barro o pequeños charcos para libar sales minerales que les permite mantener el equilibrio de iones. Por ello son atraídas irresistiblemente a los lugares donde han defecado y orinado los animales, estrategia aprovechada por los científicos para capturarlas y estudiarlas. Al parecer, las mariposas obtendrían además de materia prima para elaborar "mensajeros químicos" que utilizan en la atracción de la hembra. A la familia Nymphalidae pertenecen las mariposas de los números, como la llamada "88" (Callicore sp.), de contrastantes coloraciones entre su cara inferior y superior. El rápido cambio entre mostrar una y otra cara de las alas engañaría al atacante, efecto que es también utilizado por algunas Morpho.

[editar] Estrategias de propagación

Las mariposas y polillas ponen sus huevos de forma que garanticen la mayor probabilidad de supervivencia para su descendencia. Algunas buscan la seguridad en el número, depositando grandes cantidades de huevos; otras ponen sus huevos en patrones al azar o "de manera desordenada" en las hojas de los arbustos, para engañar así a los insectos depredadores. Aun cuando los huevos varían grandemente en forma y estructura (redondos, alargados, curvos, y de todos los colores), todos cuentan con un cascarón suficientemente fuerte que los protege de los parásitos y al mismo tiempo, les permite respirar y retener agua. El ciclo de las mariposas se inicia con la eclosión del huevo sobre una planta "hospedera", llamada así porque servirá de alimento a sus crías (las orugas) más tarde. Algunas de ellas, como los helicónidos, inspeccionan previamente la planta receptora en busca de huevos de individuos de su misma especie. En caso de que la planta esté abarrotada de huevos, sus crías tendrán una menor oportunidad de sobrevivir, así que buscará una planta nueva menos poblada.

Cuando las orugas pasan a ser mariposas no sólo cambian las patas por alas, también cambian su dieta de hojas a líquidos. La mayoría de las mariposas bebe el néctar de las flores utilizando su larga proboscis, similar a una gran lengua. Otras se alimentan de fruta, de las secreciones saladas de las tortugas y cocodrilos, y hasta de carne en descomposición. Hay algunas, sin embargo, que no comen nada... incluso carecen de boca, ya que su único cometido una vez pueden volar es reproducirse y luego morir.

[editar] Ritual del apareamiento

A pesar de que las mariposas son muy discretas en lo que a poner huevos se refiere, cuando llega el cortejo nupcial la cosa es diametralmente diferente, convirtiéndose en las exhibicionistas más coloridas del mundo. Al usar una combinación de vista y olfato cuando el macho se encuentra con la hembra en el mundo de las mariposas, el "tango aéreo" es, a menudo, preludio de apareamiento.

En muchas especies de mariposas las hembras viven en la parte baja del bosque mientras los machos habitan exclusivamente las copas de los grandes árboles. La razón de ello es que las hembras ostentan colores poco llamativos y pueden pasar inadvertidas para los depredadores; los machos, en cambio, son muy notorios, por lo que deben refugiarse en las zonas altas del bosque. Durante la época de apareamiento, los machos olvidan el peligro y descienden en busca de las hembras. Parece que el riesgo bien vale la pena. Hay machos que se aparean con las hembras segundos después de que éstas emergen de su crisálida. Y no es que sean unos promiscuos fanáticos sexuales, lo que pasa es que el riesgo de vida de una mariposa es tan alto, que son pocas las que tienen oportunidades que la naturaleza les da para dejar descendencia. Y esto es lo más importante para una mariposa.

Para la mayoría de las polillas que se cortejan a la luz de la luna no es el color lo que atrae a la pareja sino su perfume. La hembra emite feromonas, sustancias que atraen a los machos de una manera irresistible. La polilla macho Hércules, capaz de olfatear a una hembra a cinco kilómetros de distancia, literalmente "huele" a su pareja a través de la espesa maraña vegetal del bosque.

[editar] Estrategias de supervivencia

Dada su vulnerabilidad, las mariposas y polillas han evolucionado una diversidad de astutas defensas para eludir a sus depredadores. Desde su primer estadio como larvas, los huevos se camuflan imitando manchas en las hojas, o escondiéndose en las zonas más inaccesibles de la planta hospedera. Al convertirse en orugas, las posibilidades de defensa se multiplican para estos insectos: muchas se cubren con verdaderas "armaduras" de erizados pelos terminados en gotas de veneno, de manera similar a las flechas venenosas de ciertas tribus de la selva. Otras, en cambio, poseen un cuerpo suave y terso, pero decorado con colores llamativos y brillantes. Estos colores equivalen a letreros luminosos que anuncian su naturaleza tóxica.

Un ejemplo interesante a este recpecto lo constutyen las mariposas Heliconius de la selva peruana. Al alimentarse de plantas que poseen cianuro en su composición interior, las orugas y luego las mariposas lo asimilan a su cuerpo convirtiéndose en verdaderas cápsulas de muerte con alas. Curiosamente, estas mariposas vuelan mucho más lentamente que sus congéneres. Otras especies de orugas buscan seguridad en el número. Tal es el caso de la bayuca, que marcha en grupos numerosos y compactos, imitando a un apretado pelotón de soldados o a una ordenada caravana de exploradores. En ambos casos el ardid funciona, ya que los depredadores piensan que se trata de un animal bastante mayor que ellos o que se encuentran frente a una serpiente gigantesca.

Su capacidad para confundir es tal, que algunas orugas se disfrazan de excremento de aves quedándose inmóviles sobre las hojas. Este no será un disfraz muy atractivo pero, si no se mueven, llega a ser bastante efectivo. Otras bastante más osadas, simulan ser una larva de hormiga que inexplicablemente se encuentra fuera del nido. Fingiéndose desvalida, se deja llevar por ésta al interior del hormiguero, donde se alimenta de las verdaderas larvas de las hormigas. Su "sangre fría" es tal, que mientras devora a sus crías la oruga distrae a las hormigas adultas con una secreción azucarada que fluye de su espalda.

Pese a las increíbles y fascinantes estrategias defensivas de las orugas, la manera más común de sobrevivir es simplemente pasar inadvertidas. Gran parte de las orugas, tanto de mariposas como de polillas, son expertas en el arte del camuflaje: es decir, están diseñadas para condundirse con su entorno.

[editar] Véase también

Perú | Perú | Bosque de Protección Alto Mayo
Bosque de Protección Alto Mayo | La quema en el Bosque de Protección Alto Mayo | El mono choro de cola amarilla del Bosque de Protección Alto Mayo | Mariposas en el Bosque de Protección Alto Mayo