Conflicto Perú-Ecuador
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El Perú y Ecuador sostuvieron, desde su independencia a principios del siglo XIX hasta 1998, una disputa territorial sobre regiones amazónicas y de los Andes que ha constituido el más largo conflicto de estas características en el hemisferio occidental. Su existencia provocó continuas escaramuzas fronterizas así como movilizaciones más amplias que devinieron en guerras. El conflicto se convirtió durante dos siglos en el principal factor que permeó las relaciones peruano-ecuatorianas en todos los aspectos más allá del ámbito militar y diplomático.
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[editar] Antecedentes
Hasta antes de 1717, el territorio de Sudamérica del imperio español estaba dividido en dos dependencias: el Virreinato del Perú y la Capitanía General de Venezuela, dependiente del Virreinato de Nueva España. En ese año, como parte de las reformas Borbónicas, se escinde del virreinato, uno nuevo, el Virreinato de Nueva Granada, medida descartada el 5 de noviembre de 1723 y restablecido el 20 de agosto de 1739.
El nuevo virreinato estaba constituido por las audiencias de Santa Fe de Bogotá, Panamá y de la Real Audiencia de Quito. Ésta última se integraba de los territorios del actual Perú al norte del río Marañón y del actual Ecuador. En 1802, la provincia de Maynas, que pertenecía al territorio de la Audiencia de Quito hasta la divisoria de aguas de la Cordillera Oriental de los Andes, es pasada al Virreinato del Perú por Real Cédula.
Esta delimitación permanece hasta la disolución del virreinato con la independencia del Perú, proclamada el 28 de julio de 1821 y consolidada el 9 de diciembre de 1824 con la batalla de Ayacucho y la firma de la respectiva Capitulación de Ayacucho.
Entonces, los nuevos países fijaron sus fronteras de acuerdo a las demarcaciones de las que provenían. El referente común fueron las fronteras de las administraciones coloniales tal como estaban en 1810, en lo que es el principio jurídico reconocido por los países de América del Sur del "uti possidetis iure de 1810".
En estas condiciones, las nacientes repúblicas se ven ante unos territorios fronterizos cuya demarcación interpretan de formas diversas y que en la práctica no han ocupado realmente por hallarse en regiones remotas e insalubres de la selva amazónica. Esto generará un paradigma en el que tanto el Perú, la Gran Colombia y posteriormente Ecuador, competirán por asegurar sus derechos en la región mediante una combinación de argumentación documental y la ocupación real del territorio disputado.
Esta ocupación territorial generó constantes tensiones en la región, frecuentemente traducidos en choques militares.
[editar] Perú y la Gran Colombia
El 3 de julio de 1829 estalló una guerra entre la República Peruana y la Gran Colombia, compuesta en esa época por los territorios de Colombia, Ecuador, Panamá y Venezuela, con la declaratoria de guerra por parte del presidente grancolombiano, Simón Bolívar.
Ambas repúblicas eran herederas, respectivamente, de los territorios del Virreinato del Perú y de la Nueva Granada. En el transcurso de la guerra, el Perú ocupó el "Departamento del Sur" de la Gran Colombia, actualmente el territorio del Ecuador.
El conflicto armado culminó en la Batalla de Tarqui el 27 de febrero de 1829, firmándose el 28 de febrero el Tratado de Girón, por el que se busca de una pacificación diplomática.
El 10 de julio de aquel año, cesó el conflicto y se establecieron negociaciones para generar la paz definitiva. Al término de aquellas se firma el Tratado Larrea-Gual el 22 de setiembre, que reafirma los territorios de ambos estados como los mismos de los virreinatos.
- El Estado de Ecuador hubo afirmado la existencia de un tratado, el Protocolo Pedemonte-Mosquera firmado en 1830, que dejaba a la Gran Colombia con los límites "anteriores" (incluyendo una salida al Amazonas).
- El Estado del Perú considera el Protocolo Pedemonte-Mosquera posiblemente inexistente o al menos inválido, por varias razones, como la ausencia del documento original. También considera que los tratados con la Gran Colombia fueron nulificados al desaparecer esa federación.
[editar] Tratados Posteriores
Nuevas negociaciones condujeron a un tratado peruano-ecuatoriano en 1832 y a otro referido esencialmente al acceso al río Amazonas, en 1860. Hubo nuevos incidentes limítrofes después de la guerra con Chile, el más importante de los cuales data de 1911. Es conocida la argumentación peruana sobre este tema:
-
- El Perú no tiene territorios pendientes de "devolución" con ninguno de sus vecinos;
- Mientras Tumbes y Piura son invariablemente peruanas, Jaén perteneció a la Real Audiencia de Quito sólo entre 1563 y 1567 y entre 1819 y 1821, habiéndose pronunciado multitudinariamente por su pertenencia al Perú en ambas oportunidades, decisión ratificada por el virrey Francisco de Toledo (1569-1581, durante el reinado de Felipe II de España, 1556-1598, de la Casa de Austria) y por el gobierno del Perú en 1821;
- Maynas (esto es, Amazonas y Loreto) nació como provincia peruana y fue adscrita al Virreinato de Santa Fe de Bogotá recién en 1772, pero pasó a ser una gobernación directamente dependiente del Virrey del Perú o Virreinato del Perú por cédula real del 15 de julio de 1802.
Posteriormente el Perú sostuvo varias escaramuzas (o guerras) con Ecuador. La primera, en la cual venció el Perú, tuvo lugar entre 1859 y 1860 en torno a los territorios colindantes con el Amazonas que estaban en disputa.
El presidente peruano Ramón Castilla, preocupado por lo delicado de la situación, dirigió una expedición militar con el propósito de asegurar y defender la región fronteriza. Sin embargo Ecuador entró en una guerra civil que echó por tierra los esfuerzos de Castilla.
Incapaz de negociar con un gobierno reconocido, Castilla no logro de Ecuador un acuerdo definitivo que hubiese zanjado definitivamente el asunto fronterizo, que seguiría siendo un problema lacerante durante el siglo que vendría.
En 1887, de mutuo acuerdo, ambos gobiernos firmaron el Convenio Arbitral Espinoza-Bonifaz, estableciendo que las partes se atendrían al laudo arbitral que emitiera el Rey de España. En 1890 se redactó el Tratado Herrera-García y se pensó que solventaría de una vez la disputa de límites.
Sin embargo, a última hora, el Congreso de la República del Perú no lo ratificó y las negociaciones volvieron a un punto muerto. Ya en 1910, ambos países rechazaban el laudo del Rey de España y volvían a la reclamación de sus máximas aspiraciones territoriales.
Tras la firma del Tratado Salomón-Lozano, en marzo de 1922, se generó otra disputa que favoreció a Colombia a expensas del Perú y de Ecuador. El río Putumayo se aceptó como frontera entre Colombia y el Perú. Bajo la presión de los Estados Unidos para que aceptase un tratado que era impopular, el presidente peruano Augusto B. Leguía remitió el documento al parlamento en diciembre de 1927.
El tratado también era impopular en Ecuador, que se vio rodeado al este por el Perú (que reclamaba el territorio como parte de su república). La aspiración territorial peruana fue reconocida como legítima por las autoridades colombianas.
Cuando Manuel Prado y Ugarteche accedió a la presidencia del Perú en 1939, pronto tuvo que hacer frente a un conflicto fronterizo con Ecuador.
[editar] Guerra peruano-ecuatoriana (1941-42)
La Guerra Peruano-Ecuatoriana tuvo lugar entre 1941 y 1942 enfrentando a Ecuador y al Perú. Ambas naciones están en completo desacuerdo en la forma en que se originó el conflicto:
- La versión peruana de los hechos es que tropas ecuatorianas invadieron territorio peruano de Zarumilla, lo que originó una batalla que se extendió hasta una zona denominada Quebrada Seca.
- La versión ecuatoriana es que el Perú tomó como pretexto una serie de incidentes que se venían produciendo entre patrullas fronterizas de lado y lado para invadir al Ecuador, con la intención de forzarlo a la firma de un acuerdo limítrofe que fije de manera clara la frontera entre ambos países, citando la evidente disparidad de fuerzas entre ambas naciones como soporte para su argumento.
Esta corta guerra fue un éxito para las fuerzas armadas peruanas. Perú había formado una unidad paracaidista en la zona e hizo uso de ella con buen resultado - el primer combate en el hemisferio en el que intervinieron tropas aerotransportadas produjo la toma de Puerto Bolívar el 27 de julio de 1941.
Al cese de las operaciones militares a finales del mes, el Ejército del Perú, se encontraba en posesión de la mayor parte de la provincia ecuatoriana de El Oro, junto al océano Pacífico, así como de partes de la provincia de Loja y reafirmó el control peruano sobre los territorios orientales amazónicos sobre los que el Ecuador reclamaba derechos de soberanía.
El Gobierno ecuatoriano del doctor Carlos Alberto Arroyo del Río suscribió el Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Rio de Janeiro, el 29 de enero de 1942.
[editar] Consecuencias
Aunque en el Ecuador sigue estando muy difundida la creencia de que el Protocolo de Rio de Janeiro despojó a la nación de más de 200.000 kilómetros cuadrados de territorio amazónico, lo cierto es que, si se considera la línea de frontera establecida en el status quo de 1936, la diferencia territorial a consecuencia del tratado de 1942 fue de 13.480 kilómetros cuadrados (Tobar Donoso, 1945).
Más allá de las posiciones nacionales, es necesario recordar que, como en casi todas las guerras entre las repúblicas americanas, exisitió en ésta intereses internacionales y un "fuerte olor a petróleo".
El asunto de los intereses estadounidenses en América Latina ha sido analizado por múltiples intelectuales, y uno que destaca por su lucidez es el libro de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina.
En el caso de la guerra Ecuador-Perú de 1941, como ha notado el geógrafo francés Jean Paul Deler (que ha trabajado en toda la región andina) en su obra Ecuador, del espacio al estado nacional, Quito, 1987: "
Existe una notable concordancia entre el trazado de la frontera de 1942 y los límites orientales de una inmensa concesión otorgada en 1937 a una filial de la Royal Dutch Shell por el gobierno ecuatoriano, en detrimento de una filial de la Standard Oil of New Jersey.
En efecto, tras 1941 Perú concesionó a compañías estadounidenses las zonas limítrofes hasta donde avanzaron sus tropas en aquel conflicto, y donde está ahora la frontera.
[editar] Reaparición del conflicto
[editar] Dificultades en la Demarcación Fronteriza
Para llevar a cumplimiento la demarcación de la frontera según las instrucciones del Protocolo de Rio, ambos países formaron comisiones mixtas demarcadoras, que comenzaron la labor de colocación de los hitos fronterizos a mediados de 1942.
Pronto, sin embargo, quedó demostrado que la labor de demarcación en sí misma se prestaba para malentendidos y encerraba ya el gérmen de posteriores conflictos. Las divergencias de pareceres entre las comisiones sobre la interpretación de las instrucciones fijadas por el Protocolo tenían dos causas fundamentales: en primer lugar, ambas naciones interpretaban de manera distinta accidentes geográficos claros y definidos, un ejemplo de lo cual fue la definición del cauce del río Zarumilla. En segundo lugar, y esto referente a la delimitación de la frontera en la región amazónica, la falta de conocimiento detallado en 1942 acerca de la geografía de grandes áreas de dicha región había obligado a los firmantes del Protocolo a utilizar fórmulas general y poco específicas, tales como "nacientes del río X" o "divortium aquarum" (divorcio o separador de aguas), fórmulas que naturalmente podían prestarse para diversas interpretaciones, de acuerdo a los intereses de cada país.
El Ecuador y Perú veían con distintos ojos la aparición de dichos impasses: para el Perú, las protestas y reclamos ecuatorianos no eran sino una maniobra de dicho país para desconocer el Protocolo de Río y perennizar un conflicto que debía haber quedado superado definitivamente. Para el Ecuador, en cambio, las interpretaciones peruanas eran vistas como el intento del vecino del sur por trazar los límites interpretando el Protocolo de acuerdo a sus conveniencias, aprovechando para ello de su posición de país más poderoso, y amagando con hacer uso de la fuerza en caso de ser necesario. Así, el Protocolo de Rio, lejos de terminar con la vieja disputa entre ambas naciones, inauguraba un nuevo período de tensiones ecuatoriano-peruanas, caracterizado fundamentalmente por la desconfianza y el resentimiento, sentimientos que enraizaron más en el Ecuador que en el Perú, país que intentaba cerrar un frente de potenciales conflictos para concentrarse en el peligro que se consideraba como más inmediato para su seguridad nacional, las diferencias y tensiones con la República de Chile.
[editar] El divortium aquarum: La demarcación se suspende indefinidamente
Como quiera que fuese, las comisiones demarcadoras fueron realizando su labor, y reportando ante los garantes del Protocolo las discrepancias a medida que éstas iban surgiendo. De esta manera, varias divergencias fueron superadas mediante la intervención del canciller de Brasil, Oswaldo Aranha, dejándose otras en manos del capitán Braz Dias de Aguiar, también brasileño, quien dio solución a otro grupo de impases con un arbitraje emitido el 14 de julio de 1945. Entre los fallos emitidos por Dias de Aguiar se encontraba uno referente al trazado de la línea en las inmediaciones de la confluencia de los ríos Santiago y Yaupi.
La divergencia más importante, sin embargo, surgiría con la aplicación de las instrucciones contenidas en el artículo VII del Protocolo, en su literal (a), numeral (1), el cual rezaba:
De la quebrada de San Francisco, el divortium aquarum entre el río Zamora y el río Santiago, hasta la confluencia del río Santiago con el Yaupi.
La razón para la utilización del término no muy preciso de divortium aquarum en esta sección del documento se debía a que, al momento de la firma del Protocolo, se tenía escaso conocimiento de la geografía de la región aludida, lo que impidió hacer uso de nombres específicos de ríos o quebradas, como sí se lo hacía en el resto de literales. Con el fin de procederse a la demarcación del sector, las Partes solicitaron a la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, en tanto que país Garante, elaborar un mapa aerofotogramético de la región, el cual fue entregado oficialmente a cada una de las partes en febrero de 1947. Paradójicamente, dicho mapa, lejos de dar las herramientas para el rápido cierre de la frontera en el sector aludido, fue en sí mismo el causante de un impase aún mayor.
[editar] Una declaración polémica: la "nulidad" del Protocolo
El desastre militar de 1941 y la firma del tratado de paz del año siguiente dejaron una huella profunda en el proceso histórico ecuatoriano. El sentimiento de humillación nacional, agudizado por divisiones internas que sacaban a la luz acusaciones de cobardía de parte del Ejército durante la invasión peruana, y de traición a la Patria de parte de los diplomáticos y políticos que firmaron el Protocolo de Rio de Janeiro, dio paso a un deseo latente de revanchismo y de reivindicación, que se habían hecho ya patentes en 1948 con la decisión unilateral por parte del Ecuador de suspender el proceso de demarcación de la frontera, y que se resumían de manera cabal en la frase que se convirtió en un estribillo nacional coreado por los actores políticos ecuatorianos de las más diversas ideologías.
El Ecuador es, fue y será País Amazónico
En un país carente de conciencia nacional desde su misma fundación en 1830, y rasgado por el intenso regionalismo y la rivalidad entre las ciudades de Quito -ciudad capital-, y Guayaquil, -núcleo económico de la nación-, el antiperuanismo pasó a convertirse en el único polo de atracción capaz de unir a todos los ecuatorianos.
Aunque en el Perú nunca llegó quizá a enraizar un sentimiento generalizado de antiecuatorianismo -a excepción hecha de Iquitos y las regiones nororientales colindantes con el Ecuador, paradójicamente los mismos territorios sobre los que el Ecuador insistía en reclamar como suyos-, su propio proceso histórico contribuyó a perpetuar el ambiente de conflicto permanente. En efecto, la guerra del Pacífico con la República de Chile, que trajo aparejada una humillante y dolorosa ocupación de Lima, y la posterior pérdida de territorios a consecuencia de la firma de la paz, influyeron de manera no poco importante en las futuras relaciones del Perú con su "problemático" vecino del norte.
Ya la guerra de 1941 con el Ecuador, que trajo aparejada la invasión y ocupación temporal de la provincia ecuatoriana de El Oro, había servido a sus fuerzas armadas como una reivindicación simbólica del desastre nacional de 1879-1884. Posteriormente, la recalcitrante negativa ecuatoriana al cierre de la frontera en el sector disputado de la Cordillera del Cóndor, sin previa revisión del tratado, fue interpretada por el Perú como una intentona artera, por parte del Ecuador, de querer desconocer un convenio internacional debidamente firmado por ambos países, y ratificado por sus respectivas legislaturas. A la luz de sus dolorosas experiencias con Chile, el Perú se negó a considerar cualquier revisión al Protocolo, y adoptó la política de que, firmado el Protocolo, con el Ecuador "no había ningún asunto fronterizo pendiente de resolver".
La combinación de las actitudes ecuatorianas y peruanas traía consigo el gérmen de posteriores enfrentamientos no sólo diplomáticos, sino también militares. El Ecuador, sus protestas desoídas tanto por parte del Perú como de los países garantes, se encaminó por una senda peligrosa: la de infundir en el país un sentimiento de inconformidad, clamando el derecho a una reivindicación nacional, simbolizado a través del intento de buscar una "salida soberana" al río Amazonas, concepto que de por sí implicaba el derecho a exigir, cuando menos, un corredor de tierra hacia el río Marañón.
El Perú, por las razones arriba mencionadas, adoptó una actitud cada vez más intransigente, en la que fue primando el concepto de que la única manera de tratar con el Ecuador consistía en hacer uso de la fuerza. Cualquier intentona ecuatoriana de "infiltrarse" en territorios vistos como legítima e indiscutiblemente peruanos sería, en adelante, solucionada rápidamente por la vía de las armas.
El siguiente paso era apenas cuestión de tiempo, o de personalidades. En 1960, el presidente ecuatoriano Dr. José María Velasco Ibarra declaró de manera sorpresiva que el Protocolo de Rio de Janeiro no sólo era inejecutable sino que era "nulo de nulidad absoluta", porque había sido impuesto bajo coerción y con presencia de fuerzas militares peruanas en suelo ecuatoriano.
Según la administración de Velasco Ibarra y posteriores análisis, los problemas del tratado eran los siguientes:
- Que el protocolo no era ejecutable, dado que uno de los puntos del mismo no concordaba con la realidad geográfica de la zona: Específicamente que no hay un solo divortium aquarum entre el Zamora y el Santiago sino dos: uno entre el Zamora y el Cenepa, y otro entre el Cenepa y el Santiago. Más aún, en tanto que no se había mencionado a la Cordillera del Cóndor en ninguna parte del artículo séptimo del Protocolo, no existía razón de fuerza para considerarlo indiscutiblemente como el divortium aquarum al que se hacía referencia.
- Que fue firmado mientras tropas Peruanas ocupaban territorio Ecuatoriano.
- Que la conquista de territorio por la fuerza está en contra de la ley internacional.
- Por falta de cumplimiento de ciertas disposiciones en cuanto a navegación por ríos de la Amazonía.
Sin embargo tal declaración produjo poco impacto en la comunidad internacional, y el tratado siguió siendo tenido por válido por el Perú y los cuatro países garantes del mismo, Argentina, Brasil, Chile y los Estados Unidos). Hecha la declaración, era poco lo que posteriores gobiernos ecuatorianos podían hacer al respecto. Ningún gobierno ecuatoriano abjuró oficialmente del Protocolo de Rio de Janeiro ni ante el Perú ni ante ningún organismo internacional. No se puso en tela de duda la legitimidad de los hitos ya colocados, ni se desconoció la calidad de garantes de los Estados Unidos, Argentina, Brasil y Chile, aunque eufemísticamente se los pasó a denominar "países amigos" en vez de "países garantes".
[editar] La Guerra del Cenepa (1995)
La Guerra del Cenepa (llamada así por el nombre del río en cuya cabecera ocurrió en conflicto fronterizo) tuvo lugar en 1995.
De acuerdo al Protocolo de Rio de Janeiro, Ecuador debería abandonar sus reclamaciones sobre el territorio reconocido como peruano. La política exterior del Ecuador durante 30 años persiguió la nulidad del Protocolo.
No se sabe de qué forma se encendió la guerra. Se cree que dos patrullas se encontraron enzarzándose posteriormente en una escaramuza que produjo una escalada violenta por encima de la que solía producirse normalmente.
Más tarde se descubriría que en el lado ecuatoriano está asentado una base militar cerca de la frontera con el Perú y de allí se infiltraron soldados de ese país norteño en la espesa selva peruana y pusieron nombres de los pueblos existentes de su propio país en esa zona vecina para confundir a la opinión pública, haciendo creer que es zona ecuatoriana como estrategia de su cinismo bien elaborado y aprovechó la intervención de las tropas peruanas dentro del propio Perú para mostrarles al mundo entero que son víctimas de la supuesta agresión peruana. Así comenzó ese absurdo conflicto provocado por Ecuador con su teatro basado en mentira creíble. El claro propósito de los ecuatorianos era doble: a)desconocer por completo el Protocolo de Río de Janeiro de 1942 y b)conseguir el amplio territorio amazónico con el puerto peruano de Iquitos con plena soberanía. Tal intento de ese país fue un total fracaso.
Ecuador contaba con la ventaja tener sus posiciones a mayor altura, líneas de abastecimiento y comunicación más cortas. Ecuador desplegó unos 3.000 efectivos en la zona, mientras que el Perú, afrontando dificultades logísticas, envió solamente 2.000. Tras una serie de escaramuzas, el número de bajas fluctúan enormemente entre 200 y 1.500 en ambos Ejércitos.
La pérdida de varias aeronaves peruanas debida a fallos mecánicos e impactos de misil tierra-aire también dieron una temporal superioridad aérea a favor del Ecuador. En conjunto, la Fuerza Aérea del Perú y la aviación del Ejército de tierra perdieron nueve aeronaves y la Fuerza Aérea del Ecuador perdieron seis.
El 17 de febrero, los países garantes del Protocolo de Rio de Janeiro mediaron un acuerdo de cese al fuego y separación de fuerzas, que debió ser ratificado el 28 de febrero en Montevideo ante la continuación de los combates.
Los combatientes se habían retirado de la zona en disputa ya para el 5 de mayo de 1995. El 4 de agosto se hizo efectiva una zona desmilitarizada.
La ventaja parcial del Ecuador en el campo de batalla dio lugar a una sólida recuperación de la credibilidad, popularidad e influencia política de sus Fuerzas Armadas.
[editar] Término del conflicto
[editar] Declaración de Paz de Itamaraty
Tras la recuperación de Tiwinza anunciada por el Perú, Ecuador acepta deponer las armas y el 17 de febrero de 1995, se firma la Declaración de Paz de Itamaraty, en Brasil, que determina el retiro de las tropas de ambos países.
Sin embargo, en incidentes confusos y hasta la fecha no determinados con exactitud, Ecuador nuevamente ataca Tiwinza, Base Sur y Cueva de los Tayos, desde la zona denominada Cóndor Mirador. Periódistas peruanos llegan junto al Presidente de la República Alberto Fujimori al izamiento de la bandera nacional del Perú en la Cueva de los Tayos. El conflicto se reaviva, mientras la mayoría de peruanos ignora la complejidad del escenario geográfico de lo que defienden, dada la lejanía y la incosistente divulgación educativa de los límites.
[editar] Acuerdo de Brasilia
Observadores de los países garantes del Protocolo de Río de Janeiro se desplazan hasta la zona del conflicto. El 2 de marzo, tras cinco semanas en enfrentamientos y escaramuzas, terminan los combates. Hay numerosos heridos, lisiados y muertos por ambos lados.
Muchos jóvenes llegados de todas las provincias del Perú y del Ecuador, enrolados a sus fuerzas armadas, mueren en combate. Tiwinza, según la versión oficial de Ecuador, nunca pudo ser recuperada por los peruanos. Se publican algunas historias de heroísmo y sangre en este conflicto. Se habló de "patrullas", "comandos", "foes" (fuerzas espaciales) y del empleo de armamentos diversos, entre ellos granadas y minas antipersonales. En fin fue realmente una exageración ecuatoriana motivada por su nacionalismo.
Una nueva ronda de negociaciones conduce al acuerdo de Brasilia, el 24 de octubre de 1998, firmado por el presidente peruano Alberto Fujimori y su colega ecuatoriano Jamil Mahuad.
Los países garantes (Argentina, Brasil, Chile y Estados Unidos de América) resolvieron que la demarcación de la frontera sigue siendo, como lo estableció el tratado de Río de Janeiro de 1942, la que señalan las altas cumbres de la cordillera del Cóndor y que la región de Tiwinza, de 20 Km², pertenece al Perú, aunque se entrega un km² de Tiwinza como propiedad de Ecuador, para realizar actos conmemorativos y no militares. A todo aquel que nazca en Tiwinza, además, se le considerará peruano.
Al Ecuador, además, se le dio el derecho de libre navegación por el río Amazonas y sus afluentes septentrionales, e incluso un permiso para establecer dos embarcaderos comerciales en sus orillas. Esto satisfizo los deseos del pueblo ecuatoriano, alentado por sus líderes políticos, quienes consideraron este acápite del acuerdo como un triunfo importante pero insuficiente, mientras en el Perú esta situación fue vista con desconfianza y hasta con desagrado, por implicar cierto grado de tácito reconocimiento al presunto derecho ecuatoriano de acceso al Amazonas.
Un parque binacional ecológico, aún por implementar, sería la representación de la paz entre ambos países hermanos. También se establecieron los nuevos hitos en Cusumasa-Bumbuiza y Yaupi-Santiago (vecinos de Tiwinza) y, ya en el departamento de Loreto, en el sector de Lagartococha y el Güeppi.
[editar] Fuentes
Wikisource contiene documentos originales relacionados con Conflicto Perú-Ecuador.
Wikisource contiene documentos originales relacionados con Conflicto Perú-Ecuador.
- Tovar Donoso, Julio (1945), La invasión Peruana y el Protocolo de Río, Antecedentes y explicación histórica, Quito.
- Basadre Grohmann, Jorge (2004), Historia de la República del Perú [1822-1933], Lima: Diario El Comercio. ISBN 9972-205-62-2.
- Diario La República (2003), Atlas departamental del Perú, Lima: Ediciones PEISA S.A.C.. ISBN 9972-40-257-6.
[editar] Véase también
[editar] Enlaces externos
- Texto del protocolo de Rio (en inglés)
- Jaramillo Sevilla, J.C. La historia de límites en los libros de texto del Ecuador: análisis de contenido categorial o temático. Revista Ecuador Debate. nº 59 (agosto de 2003). Quito. Ecuador
- Griesse, Ginestet, Paffenholz & Thomsen La Imagen de las Relaciones Peruano-Ecuatorianas en los Colegios Ed. Abya Yala (octubre de 2002). Quito. Ecuador. versión PDF
- Adonde.com: Síntesis del conflicto Perú-Ecuador [1]
- Debate (Puntos de Vista Ecuador y Perú) [2]
- Eric J. Lyman War of the Maps: más de 500 años de historia (de la revista Mercator's World; en inglés)