Demografía de Chile
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La población estimada de la República de Chile al año 2005 asciende a 15.980.912 habitantes, con una densidad de 20 hab/km². De ellos, la mayoría se concentra en la capital Santiago, con una población de 5.668.473 al año 2002.
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[editar] Etnografía
Se estima que casi la totalidad de la población descendería de la primera mezcla entre los conquistadores españoles y las etnias indígenas originarias, producida fundamentalmente durante el siglo XVII, por lo cual se la considera de origen mestizo (europeo y originario), aunque las personas de ascendencia europea casi intacta, o en grados muy altos (llamados criollos en otros lugares de Latinoamérica), son bastante numerosas, y es a causa de esto que resulta difícil determinar con precisión qué porcentaje correspondería a "blancos" y qué porcentaje a "mestizos", ahora ya desde un punto de vista estrictamente fenotípico. Así y todo, se puede señalar que el porcentaje de mestizos "visibles" (aunque sean levemente visibles en algunos casos) sería algo mayor al porcentaje de blancos, siendo éste último de alrededor de 35% (aproximadamente un tercio del total de la población). Estos últimos predominan en los estratos socio-económicos más acomodados, en cambio los primeros predominan en los estratos más modestos (sin embargo, las excepciones a esta "regla" no son para nada raras).
En general, y si bien los grados de mestizaje son variables de persona a persona (por lo que no es homogéneo), se puede señalar que el mestizaje promedio chileno, a diferencia del correspondiente a otros países latinoamericanos, es de mayor componente caucásico blanco (2/3) que amerindio(1/3). La historia demográfica del país, desde su descubrimiento por los europeos, explica satisfactoriamente este último fenómeno.
Durante el período colonial, la Corona española consideró necesario mantener un flujo continuo de soldados para proteger sus lejanas colonias americanas de los indígenas aún no sometidos (mapuches) y de los corsarios (que prestaban servicios a potencias europeas rivales). De hecho, se estableció especialmente para Chile un ejército de carácter permanente y profesional, con un gran número de efectivos. Los españoles llegaron de todas las regiones de España, especialmente desde Andalucía, Extremadura, el País Vasco, el Principado de Asturias, Navarra y las dos Castillas. Gran parte de ellos terminaron estableciéndose en Chile como colonos campesinos después de luchar contra la resistencia mapuche a la conquista, teniendo prole con las originarias, y luego, al extinguirse éstas al norte del río Biobío (“la frontera” entre el mundo europeo y el indígena), con las mestizas. Cabe agregar que la población indígena femenina en edad fértil (que habitaba aquella zona ubicada al norte del Biobío) a la llegada de los primeros españoles era de aproximadamente 50 mil mujeres, muchísimo menor que la que habitaba los núcleos civilizadores del Imperio Inca, esto es, los actuales Perú y Bolivia.
Además de la inmigración de soldados españoles (numerosa y constante durante casi un siglo y medio), cabe destacar también a la inmigración de civiles españoles, principalmente de origen vasco, producida durante el siglo XVIII, la cual fue atraída fundamentalmente por la liberalización del comercio decretada por la Corona española. La mayoría de estos inmigrantes vascos se dedicaron en un comienzo al pequeño comercio, aunque algunos de ellos no demoraron en amasar una gran fortuna, contándose posteriormente entre las familias más importantes al producirse la "fusión" con la aristocracia criolla de origen castellano, la que era dueña de la tierra. Esta nueva aristocracia castellano-vasca formaría lo que sería la base de la clase dirigente chilena. A esta clase social se incorporarían posteriormente personas de otros orígenes, como por ejemplo británicos (ingleses e irlandeses).
Otros civiles que inmigraron a Chile durante la colonia, en este caso ilegalmente (ya que estaba prohibida la emigración a América de las personas que no tuvieran un origen 100% cristiano), fueron los españoles meridionales de origen morisco, principalmente andaluces. Ellos dejaron una huella imborrable en la identidad nacional, sobre todo en las clases populares, la que hasta el día de hoy se puede apreciar (tanto de desde el punto de vista racial como, sobre todo, cultural).
También arribaron al país (siendo éste ya independiente) inmigrantes españoles durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del siglo XX (muchos de ellos refugiados de la guerra civil española) y se calcula que sus descendientes hoy en día llegarían casi al medio millón de personas.
La población de origen africano llegó a representar aproximadamente el 10% del total durante el período colonial. Posteriormente, sus descendientes (llamados "pardos" por los españoles), fueron "absorbidos" en su totalidad por la masa popular a través del mestizaje. La presencia africana durante la colonia ha sido históricamente negada o, incluso, derechamente ignorada.
Los pueblos indígenas originarios del país representan aproximadamente un 5% de la población. La mayor parte de éstos son mapuches. Los pueblos de habla aymara y quechua viven a lo largo de la frontera nortina limítrofe con Perú y Bolivia. Existen también personas de ascendencia polinésica, aborígenes del territorio chileno insular de Isla de Pascua en Oceanía. Históricamente ha existido en Chile cierta segregación en contra de las personas pertenecientes a las etnias originarias, la que hasta el día de hoy persiste de alguna manera.
Si bien el principal origen europeo de los chilenos es el español (y especialmente el arribado al país durante el período colonial), los chilenos descendientes de otras nacionalidades europeas, distintas de la española, no son necesariamente escasos. Éstos incluyen a los descendientes de un número de inmigrantes ingleses e irlandeses que arribaron a Chile durante la era colonial y el siglo XIX, convirtiéndose algunos de ellos en una influyente minoría. La inmigración alemana, patrocinada inicialmente por el gobierno chileno, comenzó en 1848, y con el tiempo cambió de cierta forma la composición cultural y racial de las provincias sureñas de Valdivia, Llanquihue y Osorno, que aún muestran fuertes aspectos culturales germánicos. Posteriormente sus descendientes se extenderían por el resto del país. Otros grupos de inmigrantes históricamente significativos son los italianos, croatas, franceses y árabes (en Chile se encuentra la colonia palestina más grande fuera de Palestina). Otros orígenes europeos, distintos de los recién nombrados, se también se encuentran, pero en menor cantidad.
La inmigración europea (y en menor grado de medio oriente) producida durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX (grandes "oleadas" a América), después de la correspondiente a las costas atlánticas del Cono Sur (esto es, Argentina, Uruguay y el Sur del Brasil), fue la más significativa de Sudamérica (siendo favorecida principalmente por el intenso tráfico marítimo que se producía a través del extremo sur del país hasta la apertura del Canal de Panamá en 1920, aunque otro número llegó desde Argentina, cruzando la Cordillera a lomo de mula).
La mayor parte de los descendientes de aquellos inmigrantes pertenecen a los estratos medios y altos de la sociedad, siendo muy raro encontrarlos en los estratos bajos.
[editar] Migración
El contingente extranjero en Chile nunca ha sobrepasado el 4,5% de la población, y las cifras de inmigración han aumentado desde 1982. Su influjo y las consecuencias de su radicación constituyen un verdadero impacto, del mismo modo que lo fue, en el siglo XIX, la llegada de los alemanes y, posteriormente, de españoles e italianos. Según el censo de 2002, el número de extranjeros residentes en Chile asciende a unas 184.664 personas, lo que representa el 1,2% de la población total. Entre las comunidades más numerosas figuran, aproximadamente, 50 mil argentinos, 40 mil peruanos, 11 mil bolivianos, 10 mil españoles, 9 mil ecuatorianos, 9 mil estadounidenses, 8 mil brasileños y 6 mil alemanes.
En cuanto a emigración, ésta ha disminuido durante la última década, pero aún se estima que 487.219 chilenos viven en el exterior, de los cuales un 50,1% estaría en Argentina, un 13,3% en Estados Unidos, un 4,9% en Suecia, y poco más de un 4% entre Canadá y Australia. La colonia chilena en el exterior aumentaría a 857.781 personas, si se suma a sus descendientes con al menos un ancestro chileno.
Dentro del país, la movilidad de la población se ha acrecentado durante las últimas décadas provocando una migración masiva desde los campos hacia las grandes ciudades del país. Mientras en las regiones del centro-sur del país, más del 80% de su población nació en la misma región (en la Región del Biobío alcanza el 86,11%), en la Región Metropolitana sólo lo es el 71% de la población, mientras en las regiones extremas como en la Región de Magallanes esta cifra llega sólo al 55%. La mayoría de los emigrantes lo hizo entre las décadas de los años 1970 y 1980, principalmente a raíz de problemas políticos. De la totalidad de chilenos emigrantes, sólo un 15.7% lo ha hecho después de 1989. La tasa de migración, (diferencia entre inmigrantes y emigrantes) llegó el año 2002 a 0.00, lo que indica una virtual igualdad entre ambos grupos.
En los últimos años, la difícil situación económica en los países vecinos Bolivia y Perú ha resultado en una inmigración hacia Chile en busca de oportunidades de empleo. La reciente situación económica en Argentina también ha causado una migración de ciudadanos de ese país, que actualmente ha desplazado a los peruanos como primera mayoría de inmigrantes.
La década pasada vio una pequeña inmigración de asiáticos (en su mayoría coreanos, pero también chinos) que se han establecido en pequeñas comunidades de Santiago.
[editar] Evolución demográfica de Chile
La evolución demográfica de Chile (según datos del censo 2002) ha progresado tendente a converger a un perfil de país desarrollado. La tasa de natalidad ha experimentado una notable baja hasta situarse en 2003 en el 15,6 por mil. La tasa de mortalidad se encuentra en el 5,3 por mil [1] debido fundamentalmente al progresivo envejecimiento poblacional. Por lo tanto el crecimiento natural de la población es del 1%, lo que lo convierte en uno de los países con el crecimiento poblacional más bajo de América Latina junto con Argentina, Cuba y Uruguay. La pirámide de población ha evolucionado consecuentemente desde un perfil piramidal (mucha población joven y poca población vieja) a un perfil campaniforme con su base más estrecha, lo que significa un incremento notable de la población adulta con una media de edad por sobre los 30 años. En 2002, la tasa de personas mayores a 60 años fue del 11,4% [2], cifra superior al 9,8% de 1992. Las proyecciones indican que en 2010 esta cifra alcance al 13% de la población total [3].
El factor migratorio aunque nunca ha sido relevante en la historia de Chile, se ha revertido la última década, pasando de ser un país emisor de migrantes, fundamentalmente a Argentina, Australia y Europa en los 70 y 80 por motivos políticos-laborales a un país receptor de inmigración proveniente de los países limítrofes como Argentina, Bolivia y Perú lo que ha propiciado la aparición de algunos problemas de xenofobia, potenciada por la rivalidad entre éstos países, pero sin mayores consecuencias. Aún así, el crecimiento real de la población experimenta un crecimiento de la población mayor que el crecimiento natural por éste motivo, aunque todavía no es importante (+ 0.001%). Ver transición demográfica.
[editar] Condiciones sociales de la población
Las condiciones sociales de la población han mejorado ostensiblemente con respecto a las de hace una década en gran medida gracias al crecimiento económico y a unas políticas sociales sensibles con los problemas de Chile. La tasa de mortalidad infantil se encuentra en el 7,8 por cada 1000 habitantes en 2003 [4], a nivel de Estados Unidos y Luxemburgo. El porcentaje de población en condiciones de pobreza ha caído del 45,1% en 1987 al 18,8% en 2003. En tanto la indigencia se encuentra en el 4,7% [5]. La esperanza de vida es la más alta de América Latina, que según el INE es de 77,74 años (74,8 años para los hombres y 80,8 para las mujeres) [6] y el indice de alfabetismo es del 95,8% (2002) [7]
Los extensos barrios de infraviviendas o de construcción precaria, poblaciones callampas que aparecieron en los años 1970 y 1980 han ido desapareciendo a gran velocidad por el impulso de las políticas habitacionales que han permitido realojar a un gran número de familias en sectores de viviendas sociales con acceso a servicios de electricidad, agua potable, teléfono y comercios. Éste hecho ha cambiado el perfil de las principales ciudades, que ahora muestran una interesante pujanza con la renovación de los centros urbanos y avenidas, la pavimientación de calles y el enterramiento del cableado aéreo en las áreas más prósperas. Asimismo, las ciudades de Chile, tradicionalmente anodinas, con casas bajas y jardín, ahora ven la aparición de bloques de apartamentos y una agresiva guerra en la instalación de grandes centros comerciales, aparición de multisalas de cine y sobre todo de ciber-cafés (en pueblos de apenas 10.000 habitantes pueden haber hasta 6)
En Santiago se concentra el 40% de la población total de Chile. Su número apenas ha variado con respecto a la de hace una década, en parte por la progresiva emigración de su población desde la ciudad hacia los nuevos suburbios, Maipú, San Bernando, Puente Alto, La Florida, Buin, Paine, Peñaflor, Chicureo y Lampa entre otros. Lo que la convierte en una de las áreas metropolitanas más pobladas de América Latina (cerca de 6 millones) y una gran aglutinadora de industria y servicios.
La mejora de las infraestructuras también ha coincidido con la mejora de las condiciones sociales. En los últimos 10 años, la construcción de carreteras, fruto de un sistema de concesiones subvencionadas público-privadas, ha derivado en transformar la antigua carretera panamericana, de una vía por sentido, en una autopista en su práctica totalidad (desde la nortina ciudad de La Serena hasta Puerto Montt en el Sur) lo que abarca el 85% de la población total del país, lo que ha permitido una disminución de siniestralidad por automóvil y una mayor movilidad de mercancías y transporte de personas, a pesar del criticado gran número de peajes (hasta para entrar a los pueblos). Como alternativa se ha impulsado decididamente la renovación de vías, estaciones maquinarias y equipos del obsoleto ferrocarril, prácticamente abandonado desde hace dos décadas y administrado por la Empresa de los Ferrocarriles del Estado (EFE). También han proliferado autopistas que enlazan las ciudades más pobladas (Antofagasta - Iquique, Chillán - Concepción, Valparaíso - Santiago, Santiago - San Antonio y Santiago - Los Andes entre otros) y en la Región Metropolitana, donde la concesión de autopistas urbanas tiene una particularidad: Chile es uno de los tres países del mundo junto con Australia y Canadá, que tienen autopistas de pago electrónico y flujo libre o free flow (Autopista Central, Costanera Norte o el Anillo de Circunvalación Américo Vespucio), sistema conocido como TAG, además, es el único país del mundo que solo utiliza un dispositivo de pago TAG para todas las pistas urbanas.
[editar] Notas
- ↑ Según Anuario Estadísticas Vitales 2003 del INE (zip, 2.79 Mb) Pág. 59
- ↑ Síntesis Censal 2002 INE (archivo .pdf)
- ↑ www.senama.cl (archivo .pdf)
- ↑ Según Anuario Estadísticas Vitales 2003 del INE (zip, 2.79 Mb) Pág. 59
- ↑ www.fundacionpobreza.cl (archivo .pdf)
- ↑ www.senama.cl (Fuente:INE de Chile) (archivo .pdf)
- ↑ Síntesis Censal 2002 INE (archivo .pdf)
