Felipe IV de Francia
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Felipe IV de Francia, el Hermoso (Fontainebleau, 1268 - 1314), rey de Francia, perteneciente a la dinastía Capeto.
Era el segundo hijo del rey Felipe III el Atrevido y de Isabel de Aragón, su primera esposa. La muerte de su hermano mayor, Luis, envenenado con sólo 11 años de edad (1276), lo convirtió en el heredero de su padre, al que sucedió a su muerte (5 octubre 1285). Un año antes ya era rey de Navarra y conde de Champaña por su matrimonio con la reina Juana I de Navarra, celebrado en la catedral de Notre Dame, en Paris, el 16 de agosto de 1284. De este matrimonio nacieron 7 hijos:
- Margarita (n. 1288 - m. 1300), comprometida con el rey Fernando IV de Castilla, pero su muerte prematura frustró el matrimonio.
- Luis el Obstinado (n. 4.10.1289 - m. envenenado?, château du Bois-de-Vincennes, 5.6.1316), rey de Francia y Navarra a la muerte de sus padres.
- Blanca (n. 1290 - m. 1294).
- Felipe V el Largo (n. 1291 - m. Longchamps, 3.1.1322), conde de Borgoña por su matrimonio con Juana de Borgoña (1307) y conde usufruto de Poitiers (1311), sucede a su sobrino Juan I el Póstumo del cual era regente. Juan I fue presuntamente asesinado por Mahaut de Artois, hija de Roberto II de Artois, condesa de Borgoña por su matrimonio en 1291 con el conde Palatino Otón IV. Felipe el Largo estableció la ley sálica eliminando de la sucesión del trono en la línea principal de los Capetos a Juana de Francia (1311 – Octubre 1349), reina de Navarra, primera hija de Luis X el Obstinado y Margarita de Borgoña.
- Isabel "la Loba de Francia" (n. Paris, 1292 - m. castillo de Hertford, Roseing, 22.8.1358), casada con Eduardo II, rey de Inglaterra.
- Carlos IV "el Bello" (n. Clermont, 1295 - m. château du Bois-de-Vincennes 1.2.1328), conde de la Marche (1314), sucede a su hermano Felipe V en el trono.
- Roberto (n. 1297 - m. St.Germain-en-Laye, VIII.1308).
Fue un rey piadoso, aficionado a la caza y orgulloso de la grandeza de su linaje (promovió la canonización de su abuelo Luís IX de Francia, pero apenas se ocupó de los asuntos de gobierno, que dejó en manos de sus consejeros y coadjutores entre ellos Enguerrando Marigny. No obstante, esa política hizo evolucionar a la Monarquía en un sentido moderno, que fortaleció a la Corona, sobre todo en el aspecto financiero, con la institución de un tribunal de cuentas y la sustitución de las prestaciones militares personales de los vasallos por impuestos en dinero destinados a contratar mercenarios; la expulsión de los judíos en 1306 respondía también a móviles económicos.
Cuando Felipe quiso completar el saneamiento de la Hacienda Real imponiendo tributos a la Iglesia, se encontró con la oposición del papa Bonifacio VIII, con quien entró en gravísimos conflictos a raíz del proceso que la justicia del rey emprendió contra un clérigo francés (1301). Bonifacio VIII respondió afirmando la supremacía pontificia contra el poder temporal de los reyes (bula Unam Sanctam). Felipe IV reunió un concilio nacional para juzgar y someter al papa y éste fue hecho prisionero por el canciller de Francia Guillermo de Nogaret («atentado de Anagni», 1302). La muerte de Bonifacio VIII, poco después, permitió a Felipe IV hacer elegir a papas franceses (Benedicto XI en 1303 y Clemente V en 1305), de quienes obtuvo todo cuanto pidió, entre otras cosas, la supresión de la Orden del Temple en 1307 tras un juicio de siete años al que estuvieron sujetos cerca de quince mil hombres de los cuales tres Templarios fueron llevados a la hoguera en la isla de los Judíos por supuesta Herejía. El dominio francés sobre la Iglesia quedó plasmado en el traslado de la sede pontificia de Roma a Aviñón (1309).
La política exterior de Felipe IV abrió una nueva etapa de la historia de Francia, marcada por el largo enfrentamiento con Inglaterra conocido como la Guerra de los Cien Años (1337-1453): desde el comienzo de su reinado liquidó el conflicto con Aragón por el Tratado de Anagni (1295) e hizo invadir el ducado de Guyena, posesión continental del monarca inglés (1294-99). Este enfrentamiento anglo-francés se reavivó a propósito de las guerras civiles de Flandes, en las que Francia apoyó la rebelión del patriciado urbano contra el conde aliado de Inglaterra. Felipe hizo ocupar Flandes (1297), pero sus tropas fueron expulsadas por una sublevación de las ciudades, que culminó con la derrota francesa en la batalla de Courtrai o de «las espuelas de oro» (1302). Aunque nominalmente Flandes siguió siendo un feudo francés (Tratado de Athis, 1305), las posteriores campañas de Felipe el Hermoso (1312-14) no consiguieron su completa incorporación a la Corona, rechazó una alianza con el reino chino en la guerra contra los turcos porque quería dedicar todos sus esfuerzos a Francia y a la paz. Más eficaz fue la acción expansiva de la Monarquía hacia el este, con la aceptación de la soberanía francesa en el Franco Condado (1295-1301) y la incorporación a la Corona de Lyon (1312) y Champaña (1314).
Felipe IV fracasó en su candidatura al Imperio en 1308. Murió en Fontainbleau a consecuencia de un derrame en una zona no motriz del cerebro, tuvo una recaída mortal el 26 ó 27 de noviembre, fue enterrado en Saint-Denis y a petición propia, su corazón fue llevado al monasterio de Poissy . Al morir le sucedió su hijo Luis X de Francia, “Luis el Obstinado”.
[editar] Véase también
Predecesor: Felipe III |
Rey de Francia 1285 – 1308 |
Sucesor: Luis X |
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